Ninguna de las dos preguntas saldrá en selectividad, pero las respuestas convalidarían un máster en conversaciones de ascensor. ¿Por qué está lloviendo tanto este año? ¿Vamos a seguir así en verano? La península Ibérica lleva meses encadenando precipitaciones como no se había visto en muchos años mientras en el norte de Europa se han quedado pasmados con tanto calor. Y ambas situaciones están relacionadas. Aunque parece que la situación no se eternizará.

Todo empezó el pasado mes de febrero con un calentamiento súbito estratosférico. Este fenómeno consiste en que las temperaturas suben repentinamente sobre el polo Norte y provocan que se parta en dos el vórtice polar (una zona de bajas presiones donde hay vientos que giran en sentido contrario al reloj). "Debido a ello, el aire frío del polo Norte desciende a latitudes más bajas de lo habitual", explican Carlos Alonso, físico y CEO de Meteoclim, y Tomás Salom y Elvira de la Rubiera, meteorólogo y física de la misma entidad.

Aunque el calentamiento súbito estratosférico se repite cada tres o cuatro años, la forma con la que lo ha hecho este año ha propiciado que se formara un anticiclón de bloqueo en el centro norte de Europa que actúa como un pívot infranqueable para las nubes. Eso ha provocado que se abriera un canal que ha desviado las borrascas hacia la península Ibérica, lo que ha permitido un incremento de las precipitaciones a la altura de este territorio, apuntan los especialistas. "A su vez, el anticiclón de las Azores se desplazó hacia el oeste lo que favoreció la formación de dicho canal", añaden.

Al mismo tiempo, mientras en nuestras latitudes se perpetuaban las depresiones y se producía una situación meteorológica en las últimas semanas más parecida a la de finales de verano, en la zona de Escandinavia el anticiclón de bloqueo originó un aumento de las temperaturas y menos lluvias de lo habitual.

El precedente del 2009

En el 2016 hubo un calentamiento súbito estratosférico, aunque no fue tan intenso ni mucho menos como el actual. En el 2009, en cambio, sí que se originó uno que tuvo una mayor afectación. Prueba de ello es que entonces el nivel de los pantanos también estaba por todo lo alto.

Esta situación meteorológica ha tenido un efecto considerable en las lluvias registradas en el conjunto de España. El pasado marzo, por ejemplo, fue un mes histórico: la elevadísima pluviometría registrada en casi todo el país hizo que la precipitación media en el conjunto de España (163 milímetros) fuera un 347% superior al valor medio entre 1981 y 2010 (47 milímetros), informan los especialistas de Meteoclim.

La predicción

¿Y qué viene ahora? Aunque la inestabilidad se podría mantener durante unos días en la Península, un aumento de las temperaturas por la llegada de aire cálido de África puede empezar a romper la dinámica. Dicho esto, según los meteorólogos de Meteoclim la predicción para el próximo verano no presenta un diagnóstico muy claro.

Con la prevención de que por ahora solo se parte del análisis de un conjunto de modelos, tras la revisión de varios de estos para el periodo comprendido entre junio, julio y agosto "se espera que en el nordeste peninsular y Baleares tengamos un verano ligeramente más seco de lo habitual, mientras que en el resto de España el tiempo esperado no presenta diferencias respecto a los valores climatológicos medios" de otros años.

"Este hecho puede ocurrir debido a la supuesta presencia de un anticiclón más fuerte y persistente de lo habitual en la Europa continental que también conllevaría una estación más cálida en el nordeste de España", agregan los especialistas. Vuelven a matizar eso sí que las probabilidades de que todo esto ocurra no son evidentes al 100%, aunque "se encuentran por encima del valor medio, por lo que para este verano parece que la tendencia será la de unas temperaturas más elevadas y de pocas lluvias".