La Guardia Civil y la Ertzaintza investigan el "supuesto" secuestro de Olga Novo, la esposa del empresario de Getxo (Vizcaya) Pejerto Blanco. La mujer apareció ayer por la mañana en Oña (Burgos) esposada a una furgoneta en la que, según afirmó, pasó toda la noche después de que la abandonaran allí sus captores.

La subdelegada del Gobierno en Burgos, Berta Tricio, desveló que "no hay un motivo claro" que explique la desaparición por lo que, añadió, "habría que hablar de presunto secuestro". Lo que sí está descartado es que el suceso tenga relación con ETA. A las autoridades no les consta que se pagara rescate alguno.

FALSOS GUARDIAS CIVILES En su comparecencia ante los agentes, Olga Novo --que se encontraba en perfecto estado de salud-- relató que dos de sus captores se hicieron pasar por miembros de la Guardia Civil y que incluso le exhibieron una placa para engañarla. En ese momento, ella estaba paseando por Getxo.

Tras decirle que existía una denuncia contra ella, le conminaron a acompañarlos hasta una comisaría. Sin embargo, según relató la mujer, la introdujeron en un coche y la trasladaron directamente a la localidad burgalesa de Oña.

Siempre según el relato de la presunta víctima, a las nueve de la noche aparecieron otras dos personas, y tras circular por calles y caminos de monte, a las once la dejaron esposada al volante de una furgoneta. Allí permaneció toda la noche hasta que fue hallada por un viandante.

Novo aseguró que los cuatro hombres hablaban con acento español y que dos de ellos le parecieron vascos por su forma de hablar.

El marido de Novo, Pejerto Blanco, es un empresario dedicado a la construcción y al lavado de coches. El hombre se desplazó ayer a Burgos nada más conocer la noticia de la liberación de su mujer. Al parecer, los secuestradores le exigieron un millón de euros, aunque rebajaron la cantidad a 150.000 euros.

Alejandro L. A., de 22 años, una de las tres personas que descubrió a Novo relató que estaba "muy nerviosa, pidiendo auxilio".