Agentes de la Policía Nacional han localizado en la ciudad de Querétaro (México) a un estudiante español, víctima de un secuestro virtual a la mexicana, a casi 700 kilómetros de sus falsos captores. La familia acudió a la policía tras recibir una llamada en la que el joven aseguraba estar secuestrado. Los estafadores previamente sometieron a su víctima a una gran presión psicológica, le obligaron a apagar el móvil español y le hicieron sentir que estaba vigilado en todo momento. Así le hicieron creer que se encontraba secuestrado, aunque realmente era víctima de un secuestro virtual.

Además, durante tres días seguidos, los estafadores extorsionaron a su hermana en España mediante llamadas telefónicas. Bajo amenazas le pedían la cantidad de 30.000 euros que debían ser entregados en el territorio mexicano.

La investigación comenzó cuando la hermana del joven que se encontraba estudiando en México dentro del plan Erasmus denunció en València que había recibido una llamada desde un número mexicano, en la que su hermano le dijo que había sido secuestrado. A cambio de su liberación los supuestos captores pedían la cantidad de 30.000 euros que deberían ser entregados en el país mexicano.

Durante los dos días siguientes se produjeron numerosas llamadas de los secuestradores, las cuales fueron analizadas por los negociadores de la Policía Nacional, quienes continuaron las pesquisas en coordinación con la Consejería de Interior y las autoridades de México. En estas comunicaciones los agentes detectaron características que podrían indicar que se trataba de un secuestro virtual a la mexicana. En esta modalidad de secuestro virtual, además de extorsionar a la familia, previamente hacen creer a la propia víctima que se encuentra realmente secuestrada para ello realizan sobre ella una gran presión psicológica. Además evitan por todos los medios que la víctima pueda ponerse en contacto con su familia obligándola a apagar el teléfono español.

Liberado de la gran presión psicológica

Después de varias pesquisas los agentes averiguaron que el número de teléfono que utilizaron los delincuentes ya había sido usado la semana anterior para otro secuestro. Pronto se pusieron en contacto con las autoridades mexicanas y localizaron al joven en un hostal de la ciudad de Querétano (México). De esta forma el joven fue liberado de la gran presión psicológica a la que había estado sometido y se descubrió que en realidad nunca había sido secuestrado. De hecho se comprobó que las llamadas de los estafadores se encontraban a casi 700 km de distancia del lugar donde se encontraba la víctima.