Cualquier padre o madre sabe lo difícil que es que las mañanas empiecen con buen pie. Los peques no siempre se levantan de buen humor, no quieren ir al colegio o ponen pegas para todo. A veces somos nosotros mismos los que nos levantamos mal y se lo acabamos contagiando. A medida que pasa el día, nos damos cuenta lo difícil que es cambiar lo que hemos sentido en los momentos de la rutina mañanera y puede convertirse en una espiral diaria, con pequeñas treguas los fines de semana. Sin embargo, esta forma de vida es agotadora y nos gustaría levantarnos los martes como lo hacemos un sábado.

Nuestro humor por las mañanas y el de nuestros hijos no es aleatorio, gira en torno a una serie de variables a las que no siempre prestamos atención. Si analizamos varias de ellas, si las controlamos y las invertimos, podremos cambiar el estado de ánimo familiar por las mañanas, independientemente del día de la semana. Para ello siempre hay varias claves que se pueden seguir.

Saltar de la cama

Nos levantamos de la cama, preparamos la ropa, levantamos a nuestros hijos, intentamos que desayunen, no quieren vestirse, y todo empieza ya a hacerse cuesta arriba. Acabamos cogiendo miedo a que suene el despertador y lo vivimos como un esfuerzo y con resignación. Sin embargo, somos conscientes de que en los fines de semana o en vacaciones las cosas son muy diferentes, y no todo está relacionado con madrugar o las tareas del día. Por lo tanto, hay otros aspectos que debemos tener en cuenta y empezar a trabajar para que las cosas sean muy diferentes.

Mediante las siguientes claves, podremos empezar el día con buen humor, tanto nuestros hijos como nosotros:

1. Cambia la forma de levantaros

Los padres son los primeros que se levantan en una casa. Cambia la forma que tienes de levantarte de la cama, buscando una melodía del despertador diferente o programando la radio. Haz lo mismo con los pequeños, despiértales poco a poco, levantando un poco la persiana, dándoles besos y respetando su tiempo. Para que no sea tan brusco, podemos programar las alarmas 15 minutos antes.

2. Rutinas positivas

Introduce nuevas rutinas que hagan que cada miembro piense en aquello positivo que tiene por delante. Preguntar a tus hijos qué van a hacer hoy y con qué cosas van a disfrutar genera ya emociones positivas. Además, con nosotros funciona de la misma forma.

3. Escucha a tus necesidades

Tal vez seas de los que necesita empezar el día con calma y no sabes cómo hacerlo teniendo hijos. Si te levantas un poco antes y desayunas con calma y en silencio, las cosas se ven de forma diferente.

4. La melodía del día

Muchas familias empiezan poniendo la radio para poder tener buen humor por las mañanas. Esto siempre funciona y tiene que adaptarse a los gustos de cada uno. Cada día puede ser un miembro diferente el que escoja la lista de reproducción que se va a escuchar, incluso en el trayecto al colegio.

5. Activarnos o calmarnos

Dependiendo de las necesidades de cada persona, tenemos que inducir a nuestro cuerpo al estado adecuado. Para ello, tenemos dos opciones, o empezar el día con algo de ejercicio, por corto que sea en el salón de casa, o hacer meditación y relajación. Tanto si queremos energía como si queremos serenidad, podemos encontrarlo en familia.

Las rutinas que tenemos por las mañanas y la forma de levantarnos dice mucho de la facilidad o la dificultad que tendremos a lo largo del día para sentir emociones positivas, como ocurre también en nuestros hijos. Siempre podemos cambiar las cosas si modificamos todo aquello que hacemos desde que nos levantamos hasta que salimos de casa, con unas pautas que siempre funcionan.

* Ángel Rull, psicólogo.