Hace poco que regresó a los laboratorios del CNIO en Madrid, la punta de lanza de la investigación sobre el cáncer en España. La bióloga de Alicante está al frente del mismo desde 2011, aunque lleva en la institución desde 2003, cuando la dirigía Mariano Barbacid. Para su gente, el teletrabajo por el estado de alarma no ha sido tanta sorpresa, porque ya lo tenían aprobado, así que ella ha continuado desarrollando reuniones desde casa. También ha aprovechado, explica, para escribir algunos trabajos científicos de su grupo y otros de divulgación. "Hemos mantenido el trabajo presencial en los casos de líneas de ratones o experimentación animal y en proyectos sobre el covid-19", añade. Pero toda esa etapa comienza a ser pasado y los científicos del CNIO han recuperado la actividad normal con las medidas de seguridad recomendadas por el Ministerio de Sanidad. Ella, sin embargo, aún no ha podido ver (en persona) a su familia, que vive en Alicante, y se ha de conformar con la comunicación telemática.

Después de todo lo vivido, parece que el cáncer importa menos, que lo relativizamos. ¿Tiene esa impresión?

En absoluto. Aunque es cierto que el covid-19 ha sido una crisis de salud sin precedentes en los últimos 100 años, los casos de cáncer siguen ocurriendo. El cáncer sigue siendo la segunda causa de muerte en los países desarrollados, y los pacientes continúan necesitando mejores tratamientos. Veremos que se controla la covid-19 antes que el cáncer. Veremos tratamientos efectivos o vacunas antes de que se puedan curar todos los tipos de cáncer.

Son dos fenómenos muy diferentes, ¿no?

El covid-19 tiene un origen simple, que es el virus que la produce. Se puede prevenir con distanciamiento social y seguro que se encontrarán pronto tratamientos efectivos pronto. Solo hay que eliminar al virus. En el cáncer, en cambio, nos enfrentamos a cientos de enfermedades muy complejas, con muchas alteraciones genéticas que además pueden ser diferentes en distintos pacientes. Un solo tumor puede tener más de 1.000 alteraciones genéticas. El problema es mucho mas difícil de resolver que en el covid-19.

Sin embargo, la posible consecuencia negativa de esta etapa de confinamiento es que se invierta menos en la prevención y lucha contra el cáncer porque los esfuerzos vayan hacia la pandemia y sus efectos en la economía y el empleo. ¿Teme que algo así suceda?

No tendría sentido, sería un grandísimo error. El cáncer sigue siendo uno de los principales problemas de salud mundial. Tenemos que prestar atención a las enfermedades infecciosas, que pueden tener un gran poder de devastación, pero sin olvidar las enfermedades que son la principal causa de muerte de la población. No se trata de elegir entre unas u otras. Además, como he dicho, pronto veremos controlada la covid-19, pero no el cáncer o el alzhéimer, que son mucho más complejos.

Algunos políticos y opinadores afirman que había avisos semanas antes del 14 de marzo de la agresividad de este coronavirus. ¿Realmente era previsible algo así? ¿Pensó en algún momento que viviría una experiencia como esta?

Sabíamos que el virus que produce el covid-19 se transmitía por el aire y que era muy contagioso. Los virus pueden viajar fácilmente en avión a través de pacientes contagiados. China no está tan lejos de España ni del resto del mundo, tan solo a unas pocas horas de avión. Además, este virus puede pasar desapercibido, pues muchas personas infectadas no desarrollan síntomas. Por lo tanto, creo que era más que esperable que llegara rápido a nuestro país y que hubiese contagios. Ahora sabemos que ya a mitades de febrero estaba el virus circulando por España. En el CNIO, tomamos medidas a finales de enero, indicando a los trabajadores que si habían estado en China o en contacto con personas que hubiesen estado se quedasen en casa teletrabajando 14 días. Después hicimos lo mismo con personas que habían estado en Italia. Desde finales de enero teníamos alcohol a la entrada para que las personas que acudían al centro se desinfectaran las manos antes de entrar. También sabíamos, porque así lo publicaban los científicos chinos y nos decía la OMS, que este virus no era como la gripe, sino hasta unas 50 veces más mortal. Y no teníamos una vacuna.

Lo sucedido nos lleva también a una reflexión sobre la situación de la ciencia y la investigación médica tras la pandemia. ¿Salen fortalecidas de esta emergencia?

Para mí, es obvio que sale reforzada, porque ha evitado cientos de miles de muertes. Poco después de que apareciera una neumonía atípica en Wuhan, los científicos chinos ya sospecharon que se trataba de un nuevo virus. En cuestión de semanas lo aislaron y secuenciaron su genoma. Esto permitió ver que era muy parecido al SARS, que había saltado a humanos a principios del siglo XXI. Rápidamente científicos de todo el mundo lo estudiaron y postularon posibles maneras de tratarlo. En la gripe de 1918 murieron decenas de millones de personas en todo el mundo porque no se sabia qué germen la producía ni cómo bloquearlo.

¿Pero el hecho de que las autoridades científicas no acertaran al predecir la importancia de la epidemia y los vaivenes a la hora de cómo afrontarla no cuestionan el papel de la ciencia?

Los científicos y la ciencia han tenido un papel ejemplar. Hay cientos de trabajos publicados sobre la covid-19. La investigación va a la velocidad de la luz. Ya hay varias vacunas, una de ellas ya probada en humanos y que parece funcionar generando anticuerpos. Hay decenas de ensayos clínicos con fármacos para bloquear la infección. Rápidamente se desarrollaron los test PCR y serológicos para detectar a las personas infectadas, y esto ha sido crucial para permitir aislar a las personas infectadas y frenar la progresión de la pandemia. Es espectacular la reacción de la ciencia. Me ha parecido impecable y ha demostrado la capacidad de colaboración internacional.

Supongo que no le hubiera gustado estar en el lugar de Fernando Simón...

Mi campo es el cáncer y las enfermedades del envejecimiento. No soy experta en enfermedades infecciosas.

¿Tiene alguna explicación al hecho de que España haya sido uno de los países con una incidencia mayor de la enfermedad?

La secuenciación del virus en pacientes indica que el virus circuló por nuestro país desde mediados de febrero. Quizás eso pudo contribuir a la diseminación y alto número de contagios. Por otra parte, ha habido una alta tasa de infectados en el personal sanitario: eso sin duda también ha podido ser parte del problema.

¿La sanidad pública es la victoriosa de esta pandemia pese a esa alta afección de la epidemia entre sus profesionales?

No creo que haya nadie que salga victorioso, han sido muchas vidas humanas las que se han perdido. El personal sanitario ha tenido una actuación ejemplar, al igual que los científicos de todo el mundo que han estudiado el virus.

La dicotomía en la desescalada parece entre salud y economía. ¿Esta es adversaria de la salud?

No debería serlo. Acabamos de aprender que, sin salud, la economía se resiente.

¿Cree que falta coordinación en la desescalada entre los distintos países de Europa?

Muchos expertos dicen que sí, que hay falta de coordinación en el mundo en respuesta a pandemias. Esto es algo que se podría implementar en los próximos años, porque este tipo de pandemias pueden volver a ocurrir, y estaría bien tener un plan de acción mundial, pues el virus no entiende de fronteras, ni de países.

¿La nueva normalidad será de mascarillas, guantes y ausencia de multitudes o cree que el mundo anterior volverá?

Durante un tiempo tendremos que ser cautos y seguir las recomendaciones sanitarias de protección personal. Hay un riesgo serio de rebrote, por lo tanto, dudo mucho de que el mundo anterior vuelva, creo que vamos a ser mucho más precavidos, pues sabemos que están en juego muchas vidas humanas.

¿Qué lección le deja este episodio histórico?

Que las enfermedades infecciosas no son cosa del pasado. Han ocurrido saltos de virus de animales salvajes a humanos en el pasado y seguirán pasando, quizás con más frecuencia. El motivo es la destrucción de hábitats naturales donde viven los animales que son los repositorios de estos virus, la proximidad de ganadería a estas zonas anteriormente salvajes, el consumo de animales salvajes... Esto sigue pasando. El sida, el ébola, el Sars, el Hendra, el Mers y ahora el virus de la covid-19 son ejemplos de que estos casos ocurren con frecuencia. También he visto que la ciencia y los científicos han reaccionado de manera rápida y ejemplar. La ciencia es una gran inversión de futuro.

¿Cree que habrá un repunte de casos de cáncer en los próximos meses al quedar encubiertos, sin diagnosticar, durante el estado de alarma? Lo mismo se puede decir de otras enfermedades, posiblemente.

Quizás. Desconozco los datos.

¿Disculpe, alguien que pasa los días rodeada de cáncer puede ser feliz?

En el CNIO nos dedicamos a estudiar el cáncer. No solo lo estudiamos y hacemos descubrimientos punteros, sino que también llevamos esas investigaciones al paciente a través de ensayos clínicos, incluso hacemos las fases iniciales del descubrimiento de fármacos. Para nosotros es una gran motivación poder tener un impacto positivo en cómo se trata el cáncer.

¿Se ha arrepentido en alguna ocasión del camino profesional tomado?

En absoluto, volvería a elegir esta carrera y esta ocupación. No se me ocurre ninguna mejor que la de descubrir cómo funciona la vida para poder entender el origen de las enfermedades y encontrar tratamientos mejores de los que tenemos.

¿Y del regreso de EE UU?

En EE UU aprendí a ser una científica y competir con los mejores, pero siempre tuve claro que quería volver a mi país y hacer investigación desde mi país.

Se avecina una etapa de depresión económica, según los expertos. ¿El sistema de investigación en España puede permitirse nuevos recortes, tras los registrados por la crisis financiera de 2008?

El sistema de investigación de nuestro país aún no se ha recuperado de la última crisis económica, no podría soportar más recortes. Además, no tendría sentido. La ciencia es la única manera de luchar contra el virus de la covid-19.

La impresión extendida en España es que la investigación está mucho peor que en el resto de Europa y de EE UU. ¿Es una impresión falsa?

Es cierto que en España la inversión en ciencia está por debajo de la de otros países europeos. No llega a la media europea del porcentaje del PIB que se dedica a la ciencia. El mejor proyecto científico en España recibe una financiación que es un cuarto de lo que recibiría en Europa. Pero a pesar de estas penurias, nuestro país tiene unos científicos de primer nivel y unos centros de investigación que están entre los mejores del mundo, como por ejemplo todos los que tienen la acreditación Severo Ochoa o María de Maeztu.

Lleva casi una década al frente del CNIO. ¿Ganan las desilusiones a los logros?

Los logros siempre ganan a las desilusiones. Afortunadamente en el CNIO nuestros científicos tienen muchos logros y seguimos a la cabeza, entre los mejores centros de investigación del mundo.