Cables telefónicos de grandes dimensiones recorren los fondos marinos de todo el mundo, incluso en los océanos, pero una conexión eléctrica es un salto cualitativo debido a las características de la línea.

En España funciona desde 1997 una conexión con Marruecos a través del estrecho de Gibraltar, aunque las dimensiones son obviamente muy inferiores. En Europa, los cables submarinos son apenas una docena.