El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Filippo Grandi, ha denunciado este lunes que se desconoce el paradero de unos 20.000 refugiados como consecuencia de la destrucción de los campamentos de Hitsats y Shimelba, ubicados en la región de Tigray, escenario de enfrentamientos entre el Ejército de Etiopía y el Frente para la Liberación del Pueblo Tigray (TPLF).

Ambos campamentos fueron atacados en noviembre durante la ofensiva militar contra la milicia del TPLF y las imágenes de satélite obtenidas en enero confirman la destrucción de estas instalaciones, donde eran acogidos miles de eritreos.

Unas 3.000 personas lograron llegar a otro campamento de refugiados, Mai-Aini, al que la ONU tiene acceso, ha explicado Grandi, pero muchos otros refugiados "fueron sorprendidos en medio del fuego cruzado, secuestrados y obligados a volver a Eritrea bajo coerción por fuerzas eritreas".

Estos datos son el resultado de las entrevistas que ha mantenido el propio Grandi y su equipo durante una visita de cuatro días a Etiopía que ha incluido una visita al campamento de Mai-Aini y reuniones con cargos públicos etíopes.

Grandi ha advertido de que la situación en Tigray es "extremadamente grave" y ha pedido apoyo para evitar un empeoramiento de la misma. "Nuestra principal prioridad es lograr tener acceso para proporcionar ayuda y protección", ha destacado.

Coalición del gobierno

Las autoridades etíopes restringen el acceso a las organizaciones humanitarias y a las telecomunicaciones. Así, el Comité Internacional de la Cruz Roja ha advertido de que solo tienen acceso a las principales poblaciones.

El inicio de la ofensiva sobre Tigray fue anunciado el 4 de noviembre por el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, en respuesta a un ataque por parte del TPLF contra una importante base del Ejército en Mekelle que se saldó con numerosas víctimas entre los militares.

La escalada bélica ha sido la culminación de un pulso que comenzó con la llegada al poder de Abiy como primer oromo jefe de Gobierno. El TPLF ha sido el partido fuerte dentro de la coalición que gobernó Etiopía desde 1991, el Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (EPRDF), sustentado en las etnias.