El viaje de la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, por Estonia ha dejado sin duda una instantánea para el recuerdo que las redes no han dudado en viralizar. En ellas, la ministra española posa junto a dos trabajadoras del e-Estonia Center, un centro de innovación tecnológica en Tallin (Estonia), que llevaban unas futuristas mascarillas que, sin cubrirles la cara, las protegía contra el coronavirus.

Respiray, tal y como lo han bautizado sus diseñadores, tiene una forma similar a la de un collarín y purifica el aire que respiramos a través de un sistema de filtración que utiliza la luz ultravioleta.

Elimina el 99% de las bacterias

Este curioso aparato se lleva alrededor del cuello y, aunque permite incluir una pantalla de plástico transparente, se diferencia de las mascarillas tradicionales en que dejará el rostro al descubierto, algo que podría ser muy útil para las personas con discapacidades auditivas.

Con una batería eléctrica de hasta ocho horas de duración, este dispositivo utiliza una avanzada tecnología con rayos ultravioletas. Este sistema toma el aire y lo filtra, purifica y desinfecta antes de que llegue a nuestras vías respiratorias, eliminando hasta el 99% de los virus y bacterias que se encuentran en la atmósfera, entre ellos el del coronavirus.

Contra el Respiray

Este dispositivo, que cuesta 279 euros y tiene una vida útil de casi cuatro años (según su fabricante), ha sido testado en dos universidades estonias y polacas. Aunque también ha suscitado las críticas de algunos entendidos en el sector.

Es el caso de José Luis Jiménez, profesor de Química en la Universidad de Colorado y expertos en aerosoles, que ha llegado a calificarlas de "peligro público". Además, "la luz ultravioleta hace química y puede crear tóxicos", ha proseguido.

Por su parte, el fabricante afirma que su dispositivo es "seguro", que no produce ozono y que está "cuidadosamente sellado para que la luz UV no pueda escapar" y suponer un peligro para el usuario.