En contra de lo que podría pensarse («la eutanasia es siempre una forma de homicidio», sostiene la Conferencia Episcopal Española), la mitad de los católicos españoles están a favor de regular la eutanasia (52%), mientras que uno de cada tres (33%) consideran lo propio sobre el suicidio médico asistido, según un informe realizado por un equipo de investigadores dirigido por Rafael Serrano del Rosal del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (CSIC) y Adrián Heredia Cerro de la Universidad de Granada, quienes han medido con los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) el apoyo de la población española a estas dos prácticas.

En general, según el informe, publicado en La Revista Española de Investigación Sociológica, el 58,4% de los españoles están a favor de regular la eutanasia, frente al 29,7% que no lo ven necesario. En cuanto al suicidio asistido, el 38,9% del conjunto de los españoles creen que debería regularse, por el 40% que no creen que esta opción deba abordarse.

Según destacan en su informe, «lo que diferencia una y otra práctica es que en la eutanasia es el profesional médico el que, de forma directa, interviene para que el paciente muera, mientras que en el suicidio médicamente asistido es el propio paciente el que se quita la vida con los medios e indicaciones que le proporciona el médico».

«Testar la opinión de los ciudadanos sobre dos prácticas ilegalizadas en España, como son la eutanasia y el suicidio médico asistido, nos parece importante y deseable. Estas prácticas podrían ayudar a que las personas que así lo deseasen decidan, en determinadas circunstancias, cuándo quieren ejercer su derecho de salida», señaló Serrano.

En el caso de la eutanasia, a favor de su regulación están sobre todo los no religiosos (82,9%), los que son de ideología de izquierdas y de centroizquierda (82,8% y 71,7%, respectivamente) y la población de clase alta o media-alta (66,3%). Asimismo, hay más apoyo entre los hombres (62%), la población con formación profesional (71,6%) y estudios superiores (69%).

En el caso del suicidio asistido, a favor de su regulación están sobre todo los no religiosos (59,3%), los que son de ideología de izquierdas y de centro-izquierda (61,7% y 50,3%, respectivamente) y la población de clase alta o media-alta y nuevas clases medias (48,8 y 48,9%, respectivamente). Asimismo, hay más apoyo entre los hombres (41%), la población con formación profesional (51%) y estudios superiores (54,8%).

Los datos muestran un sensible mayor apoyo de la población adulta a la eutanasia que al suicidio médicamente asistido, «y no porque el perfil de los que apoyan una u otra práctica en esencia sea muy diferente, sino porque la última genera más dudas y el debate está menos maduro», aseguran los investigadores.

Serrano compara el debate sobre estas dos prácticas con el previo a la legalización de los anticonceptivos en 1978, durante la recién estrenada democracia en España: «¿Por qué no podíamos tener derecho a controlar cómo y cuándo traer a alguien a este mundo? Hoy los derechos de entrada ya no son un problema y quizás en breve tampoco lo serán los derechos de salida», añade el investigador.