Un joven senegalés de 26 años, al que hace cinco le cortaron el pene por completo de un machetazo, vuelve a tener un órgano sexual muy parecido al que le amputaron, con la misma calidad de piel, dotado de sensibilidad, provisto de uretra para orinar de pie y preparado para sentir orgasmos, eyacular y, en consecuencia, tener hijos, si así lo desea.

La recuperación de todas estas funciones en un pene reconstruido no tiene precedente en el mundo, aseguró ayer el doctor Eduard Ruiz- Castañé, andrólogo de la Fundación Puigvert de Barcelona, donde se hizo la intervención. La operación la completó el cirujano plástico Jaume Masià, del Hospital de Sant Pablo ar-tífice del aspecto natural del pene.

Tanto se parece el nuevo órgano al que tenía el paciente que, según cuentan los médicos, cuando le quitaron los vendajes quirúrgicos el joven exclamó: "¡Es el mío!". "Hemos resuelto un problema tremendo para un hombre, como es la falta de pene y la ausencia de función sexual y erótica --afirmó Masià--. El paciente ha sufrido durante cinco años el martirio de no poder orinar de pie y de serle imposible controlar esa función ni siquiera en cuclillas".

La intervención, ensayada durante años por ambos equipos quirúrgicos, duró 10 horas, ya que la elaboración del nuevo pene y su implante fueron actos consecutivos. Las venas, arterias, nervios y el tejido vivo objeto de autotrasplante no podían permanecer muchos minutos desconectados de la oxigenación del riego sanguíneo. Se compuso el pene y, acto seguido, se cauterizó a su base.

La piel y la capa subcutánea con la que se dio forma al pene surgieron de un antebrazo del paciente. Antes de trasladarlo a su lugar definitivo, el órgano sexual fue dotado de un conducto uretral completo, además de dos nervios sensitivos, una arteria y dos venas.

Estos conductos se unieron qui-rúrgicamente a la arteria femoral, la vena safena y los nervios que surgen de los testículos y las vesículas seminales. El paciente conservaba estos órganos, además de la próstata, porque no se los cortaron. Por esta ra-zón, mantiene la fertilidad que te-nía en un principio.

CICATRIZ DISCRETA Dado que el pene se compuso y envolvió en una sola pieza de piel del antebrazo, no existen cicatrices longitudinales. Solo la línea de puntos que enlaza la base del pene con el cuerpo, situada en una zona de pliegues que, a la larga, ni se verá, dijeron los médicos.

Dentro de unos seis meses, cuando el pene del joven senegalés esté completamente integrado y sus funciones readaptadas, el paciente será operado de nuevo para implantarle una prótesis hidráulica con la que incorporará la única función genital que ahora no tiene: la erección. La prótesis se implantará en el escroto, entre los dos testículos. El paciente deberá accionar con la mano el bombeo que conduce a la erección y traslada el semen, y detenerlo una vez completada la función.

DOS CANDIDATOS MÁS Los doctores insistieron en destacar el valor vital, antes que estético, de esta intervención, que está previsto se repita en breve en dos hombres a los que se ha amputado el pene a consecuencia de un cáncer. Este es el tipo de secuelas que con frecuencia conducirán a futuras reconstrucciones.

La intervención, emprendida por un equipo quirúrgico de más de 20 expertos, ha sido objeto de ensayo y pruebas sin enfermos durante tres años, explicaron los cirujanos. La técnica final la estudiaron en la Universidad de Gante (Bélgica), donde también investigan el tema.

La oportunidad de emprender con una persona la recomposición funcional del pene la proporcionó la llegada a Puigvert de un hombre joven y sano --el paciente senegalés-- que mostró un indudable deseo de intentar la operación que podía dar con la solución a su grave problema vital. "A partir de ahora, podemos aplicarla a víctimas de explosiones, accidentes o agresiones que causan la pérdida completa del pene", concluyó Ruiz-Castañé.