"Mamá, este brote es muy malo, tenemos miedo". Esas fueron las palabras que, entre lágrimas, transmitieron a Nanah Kamara, empleada del consulado de Sierra Leona en Madrid, sus hijas desde un pueblo cercano a Freetown, capital de uno de los países más afectados.

Los médicos locales están abandonando los hospitales en los que trabajan por miedo a contagiarse, afirmó Kamara. Y la situación se ha extendido incluso a los centros sanitarios más importantes del país. "El hospital más grande, Connaught, ha cerrado porque los doctores no quieren trabajar, tienen miedo, nadie quiere trabajar con enfermos", lamentó la empleada.