El Oceanogràfic de Valencia inauguró el pasado jueves la mayor exposición de medusas de Europa. Dieciséis acuarios, con 16 especies distintas y más de mil ejemplares de unos animales de más de 700 millones de años de antigüedad. Una oportunidad para ver medusas de todos los rincones del mundo. Desde la aguaviva (la blanca con ribete azul clásica del Mediterráneo) o la huevo frito, también muy común en esas costas, a la melena de león, que en libertad puede llegar a medir 45 metros. La invertida, que vive en el golfo de México y el Caribe, siempre con su campana hacia abajo, o la llama, que nada cerca de Japón y tiene un veneno muy peligroso.

Perder el miedo

Con la participación de artistas como el dibujante Paco Roca, «buscan -en palabras de Xoan Domínguez, el responsable de la exposición- que los visitantes «les pierdan el miedo». «No tienen buena fama por las picaduras que reciben los bañistas, pero son una parte fundamental de la cadena atrófica y un indicativo muy importante de cómo está el medio natural. Son un termómetro, si hay muchas puede ser por el calentamiento global o porque pescamos demasiados depredadores y se reproducen en exceso», explicó.

Pero eso es lo que se ve. Luego está la parte de atrás de la exposición. Otros 40 tanques con estas 16 especies y otras cinco más. Una especie de granja-laboratorio «de cultivo para poder criar a los animales de la exposición y a otros con los que estamos trabajando para ver si podemos exhibirlos y aprender de ellos», señaló. Y entre esas cinco especies que ya cultivan está la medusa inmortal, que tiene la capacidad para volver a un estado de pólipo, es decir, a estadios iniciales de la vida. Como si las personas, ante el riesgo de morir, pudieran volver a ser bebés.

«Eso abre puertas a estudiar genéticamente estos animales, que tienen tan mala fama, pero que nos pueden aportar muchos datos que se pueden extrapolar para posibles soluciones de enfermedades o problemas en humanos, como se utilizan otros animales, por ejemplo las serpientes, cuyo veneno se emplea para antídotos», explicó. «Puede que haya algún otro invertebrado con propiedades similares, pero cada día se están descubriendo cosas nuevas. Y el descubrimiento, para unos animales que tienen 700 millones de años, es reciente», apuntó.

Eso sí, la que no está en la muestra es la medusa de la muerte: «Tiene una toxina tan potente que te paraliza órganos vitales y mueres en pocos segundos y, de momento, preferimos nos arriesgarnos».