Cuando nació, en 1986, Asimo no era más que dos piernas que andaban solas. Al principio no tenía tronco, ni cabeza y a veces tropezaba. Nadie lo diría hoy en día. No había más que verlo ayer caminar con gracia y soltura en la sede provisional del Museo de la Ciencia, en la Fundación La Caixa de Barcelona. El robot humanoide de Honda, el más avanzado del mundo, se presentaba en España, después de recorrer varias ciudades europeas.

"Nuestro amigo Asimo es más que un robot simpático", dijo Marc Serruya, director general de Honda España. "La idea es que el robot pueda interaccionar con el ser humano y ayudarle en tareas difíciles", explicaba Kenichi Ogawa, ingeniero jefe de investigación de Honda y padre de la criatura.

El robot pesa 52 kilos y mide 1,20 metros, la altura ideal para abrir puertas, encender luces e interactuar con el hombre, según los ingenieros. La estructura es de magnesio recubierta de resina y lleva la batería en la tripa. Puede hablar, entiende algunas palabras, identifica a las personas y reconoce unas 30 instrucciones.

Más que un juguete

Anda hacia adelante y hacia atrás, sube escaleras, esquiva obstáculos e incluso baila al son de la música. Pero, como repitió varias veces Ogawa, aunque Asimo parece un juguete simpático, Honda lo ha traído al mundo para ayudar. Las principales tareas que se le encomendarán en el futuro serán la asistencia a ancianos y discapacitados. Pero eso no será mañana, ni pasado. "Hay que mejorar la mecánica y la inteligencia artificial, así que necesitamos aún unos 15 años", dijo Serruya.