Al menos 143 personas han sido detenidas esta madrugada acusadas de participar en disturbios ocurridos en las manifestaciones registradas en varias ciudades de Brasil en protesta por la organización del Mundial de fútbol. En Sao Paulo han tenido lugar los incidentes más graves, que se han saldado con 128 arrestos.

A menos de cinco meses para que comience el Mundial de fútbol, miles de brasileños han salido a la calle para expresar su rechazo a la organización del torneo, aunque las manifestaciones han tenido un peso mucho menor del esperado por los convocantes. Los manifestantes han denunciado que se ha sobrepasado el presupuesto previsto para organizar el evento y achaca este incremento del gasto a la corrupción en las instituciones responsables de la construcción de los nuevos estadios que están siendo edificados para el Mundial.

"Es absurdo que Brasil organice una Copa del Mundo porque hay problemas como la salud, la educación y la vivienda que están en condiciones pésimas. En Sao Paulo todavía, pero en el nordeste hay situaciones dramáticas", ha denunciado Daivis Souza, quien participaba en la protesta de la capital paulista.

EN BRASILIA, RÍO, PORTO ALEGRE Y BELO HORIZONTE

Aunque en la víspera de la jornada más de 40.000 personas habían confirmado su presencia a través de las redes sociales, la protestaha tenido un reducido seguimiento ya que en Sao Paulo, una de las más concurridas, el número de manifestantes no ha superado los 2.500 según fuentes policiales.

Las marchas se repitieron en Brasilia, Porto Alegre y Belo Horizonte, también sedes del Mundial, aunque en la mayoría de casos el número de personas que acudieron para expresar sus reivindicaciones no fue mayor de 200, según medios locales. En Río de Janeiro, donde se jugará la final de la Copa del Mundo, la concurrencia no fue tan elevada como en las manifestaciones de junio, que forzaron al Gobierno a anunciar planes en las áreas de salud y transporte para atender a las demandas de los brasileños.

VANDALISMO EN SAO PAULO

En Sao Paulo, la manifestación acabó con violencia. Al final de la marcha de la capital paulista, un grupo de manifestantes rompió los cristales de varias entidades bancarias y un concesionario de coches y zarandearon un vehículo de la policía. En la misma avenida, un automóvil fue incendiado después de ser alcanzado por un objeto ardiendo, aunque algunos de los manifestantes intentaron apagar las llamas.

Además de los establecimientos que iban cerrando al paso de la protesta, un céntrico hotel en el que varios manifestantes se habían refugiado alrededor de las 20.00 hora local (23.00 horas en España) fue cerrado por las tropas de choque de la Policía Militar, que en varias ocasiones intentó dispersar a los congregados con tiros al aire y bombas de humo. En el interior del hotel, la policía disparó pelotas de goma y sacó a los fotógrafos y periodistas que estaban dentro del mismo, amenazándoles con ser arrestados si intentaban entrar de nuevo.