La droga cambia, en cantidad y en apellido. El primer cambio nos alarma profundamente porque su venta se ha doblado en la última década y uno de cada tres adolescentes la consume. El segundo nos consuela, la heroína retrocede. Pero la heroína no era el enemigo, lo era la adicción. Ahora, el polvo supuestamente elitista de la cocaína inunda las barriadas, mientras el cannabis es un fijo entre la juventud. El plan contra las drogas prevé una partida de 41 millones de euros para distribuir entre la prevención infantil-juvenil, la atención a la población penitenciaria y la represión de traficantes. La cifra no deslumbra si la comparamos con el importe de un buen fichaje mediático.

Es posible que el problema no radique en el dinero sino en la mentalidad. En países como Holanda, donde la marihuana es legal para uso recreativo, se consume menos que en el nuestro. ¿Está el Ministerio de Sanidad dispuesto a investigar las raíces de la mentalidad adictiva entre los españoles?

*Psicoanalista.