El episodio de contaminación por mercurio del agua del Ebro que suministra el Consorcio de Aguas de Tarragona (CAT) y que fue detectado a finales del año 2001 tuvo una afectación directa sobre los consumidores. Josep Lluís Domingo, catedrático de Toxicología de la Universidad Rovira i Virgili, reveló al programa de TVE El escarabajo verde , emitido ayer, el resultado de unos análisis que él mismo practicó los días posteriores al suceso sobre 40 muestras de plasma y 85 de sangre de habitantes de la zona, que solicitó a los hospitales de Tarragona y Reus.

Los análisis mostraron que los niveles de mercurio en plasma se habían multiplicado por 10 respecto de otras pruebas de días previos. En enero del 2002, el mercurio se hallaba en el plasma de una de cada cuatro muestras analizadas cuando un mes antes sólo había un afectado entre los 40 controlados.

Según TVE, Domingo no quiso hacer públicos los resultados para evitar una alarma innecesaria, puesto que cuando dispuso de ellos la potabilidad del agua del CAT ya era normal. En aquellos días, el CAT realizó análisis sobre el agua distribuida el 28 de diciembre y no observó ninguna anormalidad, según recordó ayer un portavoz de este organismo.

LIMPIEZA DE TUBERIAS Sin embargo, en el río Ebro el día 27 fueron detectados 7,7 microgramos por litro. La Empresa Municipal de Aguas de Tarragona fue la que cuantificó el 2 de enero tasas de mercurio en la red de agua que oscilaban entre 1 y 2,3 microgramos por litro, superiores a los límites legales (un microgramo). El CAT cortó el suministro el día 4 para limpiar todas las tuberías.