La Federación Mundial del Corazón (WHF), la Sociedad Europea de Cardiología (ESC), la Asociación Americana del Corazón (AHA)y el Colegio Americano de Cardiología (ACC) han publicado un documento conjunto instando a la comunidad internacional y las autoridades sanitarias a mitigar el impacto de la contaminación del aire en la salud de las personas. Y es que, según las cuatro organizaciones, en torno al 50% de los fallecimientos causados por la contaminación atmosférica se debe a enfermedades cardiovasculares, como el infarto, los trombos o la insuficiencia cardiaca.

En concreto, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el aire sucio que respiramos es responsable del 25% de las muertes mundiales por enfermedad cardiaca y del 24% de los fallecimientos por ictus, que se engloba dentro de los accidentes cardiovasculares.

En España, este conjunto de dolencias suponen la primera causa de muerte. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), provocaron 120.859 decesos en el 2018 (último año con datos completos), lo que supone el 28,3% del total. Y de ellos, la mitad de los fallecimientos podrían estar causados por la contaminación, dado que en España se encuentran algunas de las ciudades más sucias de la UE. De hecho, en reciente estudio del ISGlobal sitúa a Madrid como la urbe con más fallecidos debido al dióxido de nitrógeno, causado principalmente por emisiones de vehículos, en un ranking de 1.000 ciudades en el que Barcelona ocupa el sexto puesto.

La esperanza de vida

La evidencia científica muestra que la contaminación puede dañar todos los órganos y disminuir la esperanza de vida unos dos años. Y provoca sobre todo enfermedades cardiovasculares porque las pequeñas partículas contaminantes viajan por el torrente sanguíneo dañando el interior de las paredes de los vasos, que se estrechan y se vuelven más rígidos, favoreciendo así la posibilidad de que aumente la presión arterial, la coagulación de la sangre y la aparición de ritmos cardiacos anormales, según explica el doctor Jordi Bañeras, portavoz de la Fundación Española del Corazón, que respalda el manifiesto de las organizaciones internacionales.

La contaminación favorece la trombosis, la inflamación, el estrés oxidativo y la disfunción endotelial de las arterias, añade el también cardiólogo de la unidad de críticos del Hospital Vall d'Hebrón.

Las partículas finas

La advertencia de las principales asociaciones de cardiólogos coincide con la publicación de una investigación que avisa de que una de cada cinco muertes en el mundo está causada por la contaminación provocada por las partículas finas procedentes de los combustibles fósiles, las conocidas como PM2,5, causadas por la gasolina y el gasóleo pero también por el carbón u otros contaminantes emitidos por la industria. Y en España provocan casi el 11% del total de las muertes.

También es muy preocupante los decesos causados por la contaminación doméstica. Según la OMS, alrededor de 3,8 millones de personas fallecen cada año en el mundo por el aire respirado en los hogares, de las cuales el 45% se debe también a enfermedades cardiacas o ictus. Y es que, según advierte la Fundación Española del Corazón, fumar en el interior de viviendas mal ventiladas provoca niveles de contaminación 100 veces superiores a los aceptables.