Bernardo Montoya, el único acusaso de violar y matar a la joven zamorana, Laura Luelmo, en la localidad onubense de El Campillo el pasado 12 de diciembre, se declara ahora inocente del crimen y culpó ayer a su exnovia, Josefa, de asesinar a la profesora «de tres golpes en la cabeza con un martillo» en su declaración ante el juez.

De acuerdo con su nueva versión, el día que desapareció Luelmo, Josefa, a la que no veía «desde hacía tres años», se presentó en su casa de El Campillo para visitarle. Cuando ambos estaban en la puerta encendiendo un brasero, la joven, cuya vivienda estaba ubicada frente a la de Montoya, «se acercó a preguntarle por un supermercado» y él le dio indicaciones, volviendo a hablar con la chica cuando esta regresó de hacer la compra.

Entonces, de acuerdo con la declaración del acusado, Josefa le recriminó haber hablado con Luelmo e incluso lo acusó de «alquilarle la casa a Laura a cambio de mantener relaciones sexuales». Montoya asegura que entró al baño de la vivienda y, al salir, encontró a Josefa y Laura discutiendo en el salón y su exnovia propinó «un golpe en la cara a la chica con un palo de escoba» y terminó dándole tres martillazos en la cabeza.

De acuerdo con esta nueva versión, Montoya solo sería culpable de ayudar a su exnovia a deshacerse del cuerpo. El abogado del acusado, Miguel Rivera, explicó antes de entrar en el juzgado que Montoya «dará detalles al juez sobre el lugar donde podría estar escondido el cuchillo» del crimen. También solicitará que se revisen las imágenes de las cámaras de seguridad de una gasolinera donde habría repostado aquel día «cuando iba junto a Josefa», con el fin de acreditar la presencia de la mujer en la zona.

Se trata de la tercera versión de Bernardo Montoya. Primero, reconoció haber matado a la joven golpeándola contra la puerta de su coche. Luego contó que le pegó, ya estando en el campo, con una piedra en la cabeza. Ahora se declara inocente.