Los Mossos d’Esquadra pincharon el teléfono de Jordi Magentí, detenido desde el lunes por el asesinato de Marc y Paula en el pantano de Susqueda. El arresto de este vecino de Anglès de 60 años se aceleró porque tenía previsto trasladarse a Colombia, un país en el que le esperaba la mujer con la que se casó tras cumplir condena por el asesinato de su primera esposa. Pero para entonces, ya llevaban mucho tiempo siguiéndole de cerca y con una antena colocada en sus conversaciones privadas.

Horas después de su detención, el lunes por la mañana, el intendente Toni Rodríguez, responsable de la División de Investigación Criminal (DIC) de los Mossos d’Esquadra, subrayó que no tenían "ninguna duda" de que habían arrestado al hombre que mató a los dos jóvenes del Maresme el pasado 24 de agosto. Pero, a causa del secreto del sumario que rodea este caso, añadió que no podía revelar por qué.

Según fuentes consultadas por este diario, la clave está en los pinchazos telefónicos que se llevaron a cabo de acuerdo con el juzgado de instrucción de Santa Coloma de Farners. Estas conversaciones se han convertido en una prueba decisiva que permiten incriminar judicialmente al detenido.

El primer indicio que puso a los investigadores tras la pista de Magentí fue la grabación de una cámara en la presa de Susqueda. En ella se veía el Land Rover de color blanco que conduce este vecino de Anglès. El segundo indicio fue descubrir que se trataba de un hombre con antecedentes penales por asesinato, ya que en 1997 mató a sangre fría a su exmujer, Josefa García. El tercero era que Magentí es un gran conocedor del pantano y de los bosques de alrededor. El asesino de Marc y Paula había hundido los cadáveres en un lugar del embalse y después había conducido por un camino -prácticamente intransitable- hasta el punto en el que hundió el Opel Zafira de la pareja del Maresme. Había elegido ese punto porque sabía que desde allí podría llegar hasta la orilla conduciendo y porque las aguas podrían tragarse el coche por comlpeto. Además, Magentí, acentuó las sospechas de los Mossos la primera vez que fue interrogado por los agentes, cuando negó -desconociendo que existía la imagen captada por las cámaras de Susqueda- que él hubiera estado en el pantano el día del crimen.

Seguimiento intenso

El equipo de seguimiento de los Mossos siguió a Magentí durante semanas. Y los investigadores pidieron autorización al juzgado para pinchar su teléfono. En esas conversaciones que mantuvo cuando no imaginaba que los policías podían estar escuchándole, contó cosas que ahora, según han señalado a este diario fuentes conocedoras del caso, le incriminan en el crimen de Susqueda.

Este miércoles ha pasado a disposición judicial el segundo detenido por este crimen, el hijo de Magentí. Fue arrestado horas después que los Mossos detuvieran al presunto autor material del doble asesinato. Al hijo, los policías le atribuyen únicamente un delito de tráfico de marihuana. El juez, tras escucharlo este mediodía, ha decretado que salga en libertad con los cargos que ha detectado la policía.

Las plantaciones de marihuana del hijo de Magentí sobrevuelan desde el comienzo este crimen. Aunque, por el momento, no está claro que guarden relación con el móvil del doble asesinato. En realidad, el móvil sigue sin conocerse. Será complicado que salga a la luz sin la confesión de Magentí, algo que, por el momento, tal como demostró el martes durante los registros, cuando defendió a gritos su inocencia frente a las cámaras de televisión, no parece dispuesto a hacer. Cuando asesinó a su mujer, en cambio, sí confesó.