La Fiscalía ha ordenado a los Mossos d'Esquadra la vigilancia "no invasiva" de Gregorio Cano Bertri, conocido como el 'violador de la Verneda', que este jueves saldrá de prisión tras cumplir veinte años de condena por 17 agresiones sexuales, con un alto riesgo de reincidencia. Ahora tiene 48 años.

Según han informado a Efe fuentes cercanas al caso, el ministerio público ha activado el protocolo previsto para el seguimiento de los antiguos presos considerados como peligrosos, tras recibir informes penitenciarios que alertan de que el violador múltiple no está rehabilitado y su riesgo de reincidencia es elevado.

Consumidor de drogas

Cano, condenado en diciembre del 2000, admitió durante el juicio haber agredido sexualmente a 17 mujeres aunque se justificó diciendo que no estaba en sus "cabales" ya que había consumido éxtasis y speed. Las violaciones se produjeron entre febrero de 1997 y mayo de 1998. A 15 de sus víctimas les obligó a hacerle una felación: las amenazaba con una navaja aunque no les hirió con el arma.

El recluso actuó tanto en la Verneda (lo que le dio el nombre) como en Horta, Poblenou o Sant Andreu, en Barcelona; en L'Hospitalet de Llobregat y en Montcada i Reixac. Sus víctimas tenían entre 18 y 38 años. Las atacaba de noche o madrugada en los portales o ascensores de sus casas y siempre se desplazaba con un coche blanco, relataron en su día las mujeres.

Atrapado por una agente

El violador de la Verneda fue detenido el 8 de mayo de 1998 tras intentar agredir a otra mujer, que resultó ser una agente de policía que le tendió una trampa. Durante el juicio, Cano pidió perdón a las víctimas, que no tuvieron que soportar el mal trago que tener que declarar ante un tribunal. A pesar de que inicialmente el abogado del violador intentó justificar su conducta porque sufría transtornos de personalidad, este eximente no fue admitido por el tribunal.

Cuando finalmente fue capturado, la policía explicó que se trataba de un joven que tenía una vida aparentemente normal. Tenía novia y trabajaba en unos grandes almacenes. Las pruebas de ADN del semen del acusado y las muestras halladas en las agredidas fueron claves para condenarlo.