Los móviles con cámaras son la última moda, pero también la pesadilla de algunos, que ven en ellos el nuevo objeto de preocupación, justamente por la capacidad de tomar fotografías o incluso filmar pequeños vídeos. Gimnasios, piscinas, escuelas y, sobre todo, empresas, han prohibido el uso de este tipo de móviles, especialmente en zonas como Gran Bretaña, Australia y Escocia, por el riesgo de tomar fotografías indiscretas y de publicarlas con facilidad en internet.

En Escocia, la Asociación de Profesores de Secundaria, el sindicato mayoritario, reclamó que se prohibiera el uso de este tipo de teléfonos con el argumento de que "no se sabe qué están haciendo con él", explicaron a la BBC. Los profesores sugieren que se pueden utilizar no sólo para violar la privacidad de alumnos y profesores, sino para hacer trampas en los exámenes.

En gimnasios, el problema es peor, porque existe el riesgo de tomar fotos en los vestuarios y zonas donde los usuarios normalmente no van vestidos. Lo mismo sucede en Australia, donde está prohibido el uso en las piscinas públicas, y en Arabia Saudí, sólo que allí está vetado su uso en todo el país.

La paranoia ha llegado tan lejos que incluso un diputado conservador británico, Henry Bellingham fue expulsado de la Cámara de los Comunes, el pasado diciembre, por estar jugando con el teléfono con cámara durante una sesión.

Diversas empresas, sin embargo, han visto claramente una amenaza que relegaban para las películas de espías, y prohíben el uso de estos terminales a empleados y visitantes. Es el caso, incluso en España, de empresas con importantes departamentos de diseño, como Nissan o Seat.

"Una empresa tiene potestad para regular sus medidas de seguridad internas, pero sin que suponga una intromisión en la intimidad de sus empleados. Lo mejor es que avise previamente. Si una empresa no quiere cámaras, que instale un detector de metales en la entrada", aconseja Carlos Sánchez Almeida, abogado especializado en nuevas tecnologías, que sugiere que se ha de aplicar un principio de "proporcionalidad". El uso de la propia imagen, sin embargo, está recogido en la Constitución, y los fotógrafos profesionales saben que para tomar una foto, salvo que se trate de un lugar público, hay que pedir permiso.

Pese a estas limitaciones, las ventas de los móviles con cámara continúan creciendo hasta los 170 millones de unidades que se vendieron en todo el mundo el año pasado.

"La resolución de la cámara de un móvil no es mucha, pero permite enviar imágenes rápido y publicarlas en internet. El móvil ha abierto una nueva época para los weblogs (páginas que se nutren de comentarios de los internautas)" , asegura Xeni Jardin, una de las editoras de Boingboing.net.

También distintas policías locales han descubierto las posibilidades de esta herramienta. Así, el Ayuntamiento de Madrid tiene en marcha un proyecto para dotar a sus urbanos de agendas electrónicas con cámaras que permitan enviar la foto de una infracción.