En estado vegetativo desde el 2008 por un grave accidente de tráfico y símbolo del debate librado en Francia sobre el derecho a morir dignamente, el francés Vincent Lambert, de 42 años, falleció ayer a las 8.24 horas en el hospital de Reims. Habían pasado nueve días desde que el equipo médico decidió desconectarlo. Su muerte es el epílogo de una larga batalla judicial que ha desgarrado a su familia y que ha reabierto en Francia el delicado tema de la legalización de la eutanasia.

«No es triste, esto pone las cosas en su sitio», dijo a la prensa su sobrino François Lambert, que espera que este final dé paso a un momento íntimo y deje de mediatizarse una rivalidad familiar que data del 2013, cuando empezaron a sucederse decisiones médicas y sentencias judiciales.

Enfermero psiquiátrico, Lambert sufrió un traumatismo craneoencefálico que lo dejó tetrapléjico. Su estado era irreversible, pero no toda la familia asumió el diagnóstico. Sus padres, Viviane y Pierre, fervientes católicos apoyados por asociaciones tradicionalistas, defendían que estaba discapacitado y que dejar de alimentarlo e hidratarlo artificialmente equivalía a un asesinato. Mientras, su esposa y tutora legal, Rachel Lambert, su sobrino y cinco hermanos y hermanas denunciaban un «encarnizamiento terapéutico» y querían dejarlo partir, como él deseaba.

El problema es que Vincent Lambert no dejó escritas sus últimas voluntades y la legislación francesa, a diferencia de la belga o la suiza, no establece una jerarquía familiar para tomar una decisión de este calado. Así se inició un largo periplo judicial. Desautorizados por el Consejo de Estado francés y por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, los padres no se dieron por vencidos y acudieron incluso al comité de la ONU de derechos de los discapacitados. También pidieron a Emmanuel Macron que se opusiera a lo que consideraban un «crimen de Estado». El presidente francés les respondió que no le correspondía a él suspender una decisión médica que era conforme a las leyes francesas. Todas las vías legales se agotaron hace una semana, cuando el Tribunal de Casación de París, la más alta instancia jurídica francesa, dio vía libre definitiva a la desconexión. Los padres renunciaron a presentar más recursos. Aun así, presentaron una denuncia contra el Estado y los médicos por homicidio que, pese las pocas posibilidades de prosperar, no cierra el caso.

AUTOPSIA

La fiscalía ha abierto una investigación sobre las causas de la muerte y realizará una autopsia al cuerpo de Lambert para determinar que el fallecimiento se produjo en el marco legal. Su intención es evitar futuros debates sobre la decisión médica y no arrojar dudas sobre una infracción penal. «A veces tengo la sensación de que todo el debate sobre el final de la vida se juega en esta cama, junto a mi marido», escribió Rachel Lambert en el libro Porque te quiero, quiero dejarte ir, publicado en el 2014, el mismo año en el que el relator del informe del Consejo de Estado decía de Lambert que estaba «atrapado en la noche de soledad e inconsciencia». Desde el 2016, la ley Claeys-Leonetti permite una sedación profunda y continua hasta la muerte.