La reducción de accidentes mortales en las carreteras europeas lleva un lustro estancada. Según las últimas cifras provisionales publicadas por la Comisión Europea, en el 2018 murieron un total de 25.100 personas en toda la UE, apenas un 1% menos que el año anterior, lo que mantiene el número de víctimas en 49 por cada millón de habitantes. «Es claramente inaceptable», dice la comisaria de transportes, Violeta Bulc. De seguir la tendencia actual, la Unión Europea no cumplirá con su objetivo de reducir a la mitad las muertes en accidente de tráfico para 2020.

La nueva fotografía vuelve a dibujar un panorama diverso. Los países con los mejores resultados y menos víctimas siguen siendo Reino Unido (28 por cada millón de habitantes), Dinamarca (30), Irlanda (31), Suecia (32) y Malta (38). España y Alemania se sitúan justo detrás, con una media de 39 muertes por cada millón de habitantes, pero lejos de los países que registran un mayor número de fatalidades en sus carreteras como son Rumanía (96), Bulgaria (88), Letonia (78) y Croacia (77).

Entre los países que consiguieron mayores avances, no obstante, se encuentran Eslovenia, con una reducción del 13% en las muertes en accidente de tráfico, Lituania con un 11%, Bulgaria con un 9% y Eslovaquia y Chipre con un 8%. En el caso de España, su mejoría fue igual de limitada que la registrada con la UE con un recorte de solo el 1%.

El análisis también confirma que por cada persona muerta en accidente de tráfico hay otras cinco que sufren lesiones graves, especialmente en áreas urbanas. Según las estimaciones de Bruselas, los heridos rondarían las 135.000 y estarían especialmente en peligro los peatones mayores de 65 años.

«Es muy decepcionante. Es el quinto año en el que prácticamente no hay progresos», admite el director ejecutivo del Consejo Europeo de Seguridad Vial, Antonio Avenoso. Pese a las nuevas cifras, considera que hay motivos para ser optimistas. Por ejemplo, la Unión Europea ha finalizado dos legislaciones importantes en materia de seguridad vial que ayudarán a reducir los accidentes mortales en carretera al obligar a los nuevos vehículos que se comercialicen en la UE a incluir elementos como el frenado de emergencia automatizado o un asistente de velocidad para limitar la velocidad.

El problema es que pasarán años para hacerse realidad. «Mientras tanto, los Estados miembros deberían tomar medidas valientes», reclama Avenoso sobre los excesos de velocidad, la conducción bajo los efectos de drogas o las distracciones al volante. «Abordar los problemas de seguridad vial puede generar controversia. Pero no podemos ignorar la muerte de 70 personas cada día o 500 cada semana en las carreteras de la UE. No son noticias falsas y hay que darle la prioridad política que merece», asegura.