Anna Permanyer Hostench, de 53 años, fue secuestrada el pasado 27 de septiembre con el fin de obtener dinero de su familia, con una buena posición económica. Este es el móvil que casi con exclusividad investiga la Policía Nacional. Los investigadores han descartado casi por completo otras posibilidades.

La familia de la psicóloga tenía razón. Desde el primer momento, el marido y los cuatro hijos de la mujer denunciaron que ésta había sido víctima de un secuestro y reclamaron con insistencia durante esos 12 días que los raptores se pusieran en contacto con ellos, sin éxito. Su cuerpo apareció el viernes cerca de una cantera de Sitges (Barcelona).

Durante ese periodo, los familiares contactaron con especialistas en la resolución de secuestros, al margen de la investigación policial. Este extremo hace pensar que el padre, también psicólogo, estaba dispuesto a pagar para recuperar cuanto antes a su esposa. La familia tenía una fábrica de motocicletas y poseía bastantes propiedades inmobiliarias.

La policía da mucha credibilidad a la hipótesis de la familia, pese a que no hubo ninguna comunicación de los secuestradores. La planificación del golpe y la situación económica de los Permanyer avalan esa vía de investigación policial.

EN EL PARKING Los agentes centran sus pesquisas en unos conocidos de la familia, que habrían actuado exclusivamente para obtener dinero. En cambio, su plan se desbarató al oponer resistencia la mujer, según probarían los golpes y marcas desveladas por la autopsia.

La mujer fue asesinada probablemente el mismo día de ser raptada en el edificio Atalaya, a unos 200 metros de la residencia familiar de la avenida de Sarri . La policía está convencida de que a Anna Permanyer la sorprendieron en el garaje del referido edificio.

Los expertos policiales van casi todos los días al garaje para reconstruir la escena. Fuentes próximas a la investigación aseguran que la mujer acudió al edificio para alquilar una plaza a una inquilina suya del mismo inmueble. La mujer entró en el edificio, cruzó unas palabras con el portero y se fue a buscar el ascensor. Se le perdió la pista en un vestíbulo, no controlado por las cámaras de seguridad del Atalaya.

Y como no fue hasta el piso donde vivía la inquilina, todo hace pensar que se dirigió hacia su plaza de aparcamiento. Allí, según los indicios recogidos por la policía, la secuestraron y la sacaron del edificio, o en el interior de un vehículo o por uno de los tres accesos para peatones.

Los usuarios de ese garaje, muchos de ellos de alquiler, poseen llave y mando a distancia para entrar y salir. El párking tiene más de 100 plazas, repartidas en cuatro plantas.

POCO DINERO ENCIMA El vigilante del turno de tarde, Antonio, aseguró ayer que no escuchó ni vio nada sospechoso. El hombre, que lleva 15 años haciendo ese trabajo, agregó que conoce a casi todos los usuarios. Todos los meses, Anna Permanyer hacía una ronda por el barrio para cobrar algunos alquileres. Sin embargo, el día de su desaparición fue al edificio sólo para mostrar la plaza de garaje y llevaba encima poco dinero, lo necesario para hacer unas compras en un centro comercial, donde la esperaba una hija.