La sección 5 de la Audiencia Provincial de Madrid acoge este viernes el juicio contra una mujer acusada de estafar, al menos, 364.000 euros durante más de tres años a un anciano de 85 años que tenía a su cargo, y que "había sufrido un deterioro físico y psíquico que le impedía valerse por sí mismo".

La Fiscalía pide 5 años de prisión por un delito de estafa a la acusada, María Rosa Sánchez, que "hacía firmar al anciano periódicamente cheques e impresos de reintegro cuyos restantes epígrafes ella rellenaba y, posteriormente, acudía a la entidad bancaria donde los hacía efectivos".

Esta mujer fue contratada en 2008 por el hijo del anciano para que atendiera a su padre concertando de inicio un salario mensual de 600 euros que luego ascendió a los 800 euros.

A partir de 2010, cuando la persona que tenía a su cargo tenía ya 87 años, la acusada fue "poco a poco ganándose la confianza tanto del hijo como del padre al punto que comenzó a hacerse cargo de la administración de la casa, si bien su tarea se limitó al principio a la compra de alimentos y medicinas puesto que el resto de los gastos habituales estaban domiciliados".

Fue entonces cuando explican que la acusada empezó a acudir a la entidad bancaria donde el hombre de 87 años tenía abierta una cuenta para realizar operaciones tales como extracciones en efectivo de cajeros automáticos dado que conocía el pin de la tarjeta, cobro de cheques al portador o retiradas en efectivo.

Argumentan que esta estafa pudo producirse ya que tanto en los cheques como en los impresos de reintegro aparecía la firma auténtica del anciano "que éste realizaba a petición de la acusada y sin ser consciente de su significado".

Desde 2010 a 2013

En total, aseguran que durante 2010, a base de cheques, extracciones de cajero y reintegros, María Rosa Sánchez logró embolsarse 86.100 euros. Un año más tarde se hizo 81.300 euros y la cantidad aumentó en 2012 con otros 129.800 euros. Su actividad delictiva se frenó en 2013 aunque consiguió otro botín de 41.400 euros. Como, además, el anciano tenía otra cuenta corriente de la que también era titular, la acusada también se llevó 25.300 euros.

La Fiscalía subraya que la cantidad estafada entre el 1 de enero de 2010 y el 7 de febrero de 2013 suma 363.900 euros y todo ello lo hizo "aprovechándose del estado físico y mental" del anciano.

Incluso "en otras ocasiones, aprovechándose de que conocía el número pin de la tarjeta de crédito, acudía a diferentes cajeros automáticos donde extraía diferentes cantidades en efectivo".

Sin embargo, puntualizan que la cantidad exacta que se llevó resulta imposible de cuantificar puesto que no se ha podido determinar las entregas en efectivo que el anciano hizo a su cuidadora para atender los gastos domésticos.