La terrible epidemia de gripe de 1918, que causó la muerte de entre 30 y 50 millones de personas, pudo tener su origen en una pequeña mutación del virus de la gripe aviaria que le confirió capacidad para infectar a los humanos, según sugieren dos estudios que hoy publica la revista Science. Los investigadores han llegado a esta conclusión tras comparar el virus de la gripe de 1918, que es conocida como "gripe española", y los virus que han afectado a las aves de corral asiáticas.

El vínculo entre la gripe de 1918 y los pollos ya había sido sugerido antes, pero ahora los científicos aportan más pruebas. Por ejemplo, se han servido de una muestra del virus obtenido de una víctima cuyo cuerpo se conservó intacto en el permafrost (hielo perpetuo) de la tundra de Alaska. También usaron muestras de enfermos conservadas en frascos de laboratorio. Con estos elementos, los investigadores del Instituto de Investigación Médica de Londres y el Instituto Howard Hughes de Harvard han podido reconstruir la estructura tridimensional de ciertas proteínas y el resultado es muy similar.

TRANSMISION ENTRE PERSONAS La proteína HA se une a un receptor de la célula huésped. En concreto, el receptor contiene los aminoácidos del virus que causa la gripe del pollo, pero los ubica de tal forma que les permite interactuar con proteínas humanas y, con ello, superar la barrera inmunológica y saltar al ser humano. El cambio es muy pequeño, pero el salto no parece fácil, insisten los investigadores.

Mientras, la agencia de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) propuso ayer la vacunación masiva de las aves de granja en las zonas afectadas por la gripe del pollo como la única forma de frenar la epidemia.