Los elementos que componen la tinta de los tatuajes pueden viajar a través del cuerpo en forma de nanopartículas y llegar a los ganglios del sistema linfático, según muestra una investigación desarrollada por científicos del sincrotrón europeo de Grenoble (ESRF) y la Universidad de Múnich.

Hiram Castillo, del ESRF, recuerda que las partículas de dióxido de titanio, uno de los componente habituales de los tintes, han sido vinculadas a diversos problemas. «Cuando alguien se quiere hacer un tatuaje, suele ser muy meticuloso a la hora de escoger dónde hacerlo y con especial cuidado en que las agujas sean estériles. Nadie piensa en la composición química de los tintes, pero nuestro estudio muestra que a lo mejor deberían», insiste el químico mexicano. Como recuerdan los investigadores en un comunicado, la mayoría de los colores de tatuaje contienen pigmentos orgánicos, pero también contaminantes como níquel, cromo, manganeso o cobalto. Además del negro de carbón, «el segundo ingrediente más frecuentemente usado en los tintes es el dióxido de titanio, un pigmento blanco que suele aplicarse para moderar tonalidades al mezclarlo con colorantes», prosiguen. «Ya sabíamos que los pigmentos viajaban hasta los ganglios por la evidencia visual, puesto que se tiñen del color del tatuaje. Lo que no sabíamos es que también se transportan nanopartículas», comenta el coautor Bernhard Hesse.

Aunque los científicos encontraron una gran cantidad de partículas de varias micras en la zona del tatuaje, a los ganglios solo llegan pequeñas nanopartículas. Esto puede causar el aumento crónico de los ganglios.