Desde la completa autogestión -con su propio sello-, Natos y Waor, dúo formado en Madrid (2010), han capitaneado el asalto del rap a los grandes escenarios. Abanderados de la transformación de la industria musical, pueden presumir de trabajo y cifras: 500.000 seguidores en Youtube y 400.000 oyentes mensuales en Spotify, entre otros avales. Tras tres maquetas y cuatro discos, el último, 'Cicatrices' (2018), ha supuesto su despegue definitivo. Camino a Granada para actuar este viernes, Waor (Fernando Hisado), conversa con EL PERIÓDICO.

Dicen las cifras que el rap está en un momento dulce. ¿Qué ha propiciado este auge? Las redes sociales han favorecido bastante a la música urbana. Porque, al final, si algo es bueno o es de calidad, llega a la gente. Hace unos años que el rap ha dejado de ser una música exclusivamente de raperos ya que gracias, en parte, a las redes sociales ha llegado a todo el mundo, a gente de todas las edades, de cualquier clase social...

Y esto se nota en el público, en los conciertos. Esto ha ayudado mogollón a la eclosión del rap y creo que nosotros podemos presumir de ser de los primeros en colaborar a ese cambio. Hemos sido de los primeros en que se viera en nuestro público una diversidad de culturas, de estéticas… De gente que a lo mejor lo único que tiene en común es que le gusta Natos y Waor. Y ahora está pasando con más grupos y me parece cojonudo porque nos beneficia a todos.

El contexto social y político, ¿ha favorecido también al auge? Cada uno enfoca su música de uno manera diferente. Hay muchos grupos cuyo fuerte es la conciencia social. Nuestra música no es especialmente comprometida en ese sentido, aunque siempre dejamos claro nuestro palo, no nos da miedo que nos etiqueten de nada y dejamos nuestras perlitas donde dejamos claro nuestro posicionamiento. Escribimos sobre las cosas que nos pasan en el día a dia y creo que eso también es parte de nuestro éxito, que la gente empatiza con lo que nosotros escribimos y se siente identificada.

¿La autenticidad es su gran reclamo? Sí, sin duda. Ser nosotros mismos. Se nota cuando un grupo es auténtico de verdad y cuenta cosas que le nacen de verdad y no se dedica simplemente a hacer canciones como churros para gustar. La gente se entera de eso.

Hace unos días llegaron al medio millón de seguidores en Youtube. ¿Eran imaginables estas cifras? Ni muchísimo menos. La evolución ha sido bastante natural y el crecimiento, progresivo. No ha sido cosa de un 'hit', de un momento, sino que nuestra carrera se ha ido consolidando cada vez más. Lo miras con un poco de perspectiva y dices: ¡Hostias, tenemos medio millón de tíos que nos siguen aquí en Youtube! Da un poco de vértigo, pero somos tíos con dos dedos de frente y no nos hemos subido a la parra, lo llevamos con bastante naturalidad, lo valoramos y lo agradecemos.

Su último disco, 'Cicatrices', ¿ha supuesto su despegue definitivo? Con cada disco hemos escalado un peldaño. El salto que ha habido con 'Cicatrices', tanto cuantitativo como cualitativo, me parece más que notable. Si ya estábamos consagrados con 'Martes 13', creo que ahora ya se lo hemos demostrado a todo el mundo. Todo el mundo que tiene ojos en la cara lo ha visto.

Y llenaron el Palacio de Vistalegre (Madrid), el Sant Jordi Club (Barcelona)... Hemos pasado de dar conciertos en casa okupas y tener unos medios más bien precarios a hacer los mejores números del panorama... Pues, ¡hostia!, dices: ¡Me cago en la puta, lo hemos conseguido! Yo todavía pienso en el día de Vistalegre y se me pone la piel de gallina. Pero también somos plenamente conscientes de que si no trabajas, mañana el que estará ahí será otro.

¿Se sienten abanderados del 'asalto' del rap a los grandes escenarios? No sé si abanderados, pero yo me siento parte sin duda. Hemos colaborado y hemos puesto unos cuantos granitos de arena para que esto sea así. Y hombre, la verdad es que a día de hoy el rap ya es una música de masas y estamos muy orgullosos de formar parte de este cambio.

"A día de hoy el rap ya es una música de masas y estamos muy orgullosos de formar parte de este cambio"

¿Es complicado conservar la esencia con tanto éxito? Según en qué caso supongo que sí, nosotros creo que hemos mantenido la esencia porque hemos mantenido nuestra personalidad. Seguimos parando con los mismos amigos de siempre, sabemos cuál es la situación social actual, sabemos que somos unos privilegiados. Tampoco es que vivamos rodeados de glamur todo el día, sabemos lo que hay. Lo valoramos y eso nos hace tener un poco los pies en la tierra.

¿Qué opinión tiene del nivel del rap español actualmente? Hay mucha variedad. Creo que lo fundamental es que la historia crezca y que haya para todos los gustos. Hay gente buena y mala, y hay que saber elegir… Me parece que el panorama está bastante completito y que la cosa va a mejor.

¿Por qué el rap está tan perseguido por determinados estamentos? Creo que es porque es la música que más claro habla, más explícita es, y la que más dice las cosas, no sé si como son o como las vemos cada uno. Eso, el que tenga voz gente que estaba acostumbrada a no tenerla, es un peligro según para quien. Le ven las orejas al lobo.

¿Qué opinión les merece el 'caso Valtonyc'? Es lamentable y me da mucho miedo. Me parece que, diga lo que diga, es una canción. Empiezan metiendo en la cárcel a la gente por canciones y acaban metiendo a gente por conversaciones de wasap. La gente piensa que no les puede tocar a ellos; y les puede tocar.

Son el ejemplo más paradigmático del éxito desde la autogestión. ¿Qué ventajas da al artista? La libertad, que me parece fundamental. El ser nosotros los dueños de nuestra música, los que tomamos el 100% de las decisiones. Me parece que eso no está pagado.

¿Hasta dónde llega su control? Somos nosotros los que llamamos a los fabricantes de discos para pedir más copias, hablamos con el fabricante de la ropa, los vídeos de Youtube los subimos nosotros mismos… Estamos nosotros muy encima de nuestra movida.

Han con sellos, pero nunca ha habido acuerdo. ¿Hay opción de que alguno les convenza en el futuro? No nos han ofrecido algo tan tentador como para ni siquiera planteárnoslo. Se trata fundamentalmente de la libertad total a la hora de crear, a la hora de los tiempos, que yo sea dueño de mi movida y que sean ellos los que nos estén ayudando y no que sean ellos los dueños de mi disco ni de mi música.