Desde que en 1892 se usaron por primera vez en Argentina, las huellas dactilares han sido el patrón oro de los elementos de prueba en las investigaciones policiales. En la actualidad, no solo siguen siendo el rastro más utilizado sino que las posibilidades que ofrecen parecen no tener fin. La razón es que hasta ahora su principal aplicación consistía en la comparación visual de la huella localizada en el escenario del crimen con la del sospechoso. Sin embargo, un proyecto de investigación de la universidad británica de Sheffield Hallam ha abierto una nueva frontera al permitir extraer el perfil químico de la huella, que puede aportar información sobre el propietario como su sexo, si toma drogas, si está enfermo...

Las fuerzas policiales de todo el mundo siguen con mucho interés el proyecto de investigación, que no es el único en ese sentido --el FBI lleva a cabo otro--, pero sí el que está más avanzado. No obstante, el método, si finalmente es validado judicialmente, será muy caro con lo que su uso posiblemente quede restringido a los casos más graves, como los homicidios y las violaciones.

SUSTANCIAS EN EL SUDOR El proyecto se basa en el hecho de que una huella dactilar es el rastro de sudor que dejan en una superficie las crestas de las yemas de los dedos. Ese sudor transporta dos tipos de sustancias: una serie de elementos --agua, proteínas, aminoácidos, péptidos y metabolitos-- que salen del cuerpo con el sudor y los restos de las cosas que el individuo haya tocado y que quedan en los dedos.

El análisis de estos dos tipos de sustancias proporciona el perfil químico de la huella, que es lo que estudia el proyecto, liderado por la doctora Simona Francese, investigadora en la Universidad de Sheffield Hallam, que explica que "el análisis de las proteínas que hay en las huellas permite saber, por ejemplo, el sexo de su propietario". "La presencia de metabolitos permite detectar por ejemplo si el individuo ha tomado drogas y qué drogas ha consumido", añade Francese, que asegura que también se puede saber si ese individuo ha manipulado drogas pues le quedarían restos en los dedos que aparecerían en las huellas.

Otros restos cuya presencia se delataría con este examen son los de lubricantes, con lo que se podría determinar si la persona ha manipulado un preservativo.

"Esto sería muy importante en los casos de violación pues muchos agresores sexuales utilizan condón para no dejar ningún rastro de semen y por tanto de ADN, con lo que creen que no van a poder ser identificados. Con esta técnica sí se podría determinar un rastro, el del preservativo, y compararlo con el que se encuentre en la vagina de la víctima", explica la investigadora, y añade que también pueden localizarse trazas de explosivos.

El proyecto, que se inició hace seis años, está siendo financiado por el Ministerio del Interior británico. Según la doctora Francese, "este método podría usarse ya de forma sistemática en un plazo de unos tres años". Por el momento, los miembros del equipo de la doctora Francese acompañan a los agentes de la policía científica de West Yorkshire y aplican a las huellas encontradas en escenarios de crímenes el método para extraer el perfil químico. "Se somete esa huella a un espectrómetro de masas, lo que permite analizar las distintas proteínas, aminoácidos y metabolitos que lo conforman", detalla.

"Conocer el sexo de un individuo y si este ha consumido drogas y manipulado preservativos no solo puede ayudar a los policías en la investigación para apuntar o descartar a candidatos sino que, en el juicio, puede reforzar la acusación", comenta Francese, que avanza que se empieza a trabajar para detectar en ese perfil químico si la persona sufre algún tipo de enfermedad. "Hay proteínas que están en el sudor y que pueden indicar si la persona sufre algún tipo de enfermedad", asegura.