La terminal del aeropuerto parisiense de Roissy-Charles de Gaulle que se derrumbó el pasado domingo, suceso en el que murieron cuatro personas, tuvo que ser evacuada ayer después de que unos empleados escucharan "nuevos crujidos". Bomberos y expertos que trabajaban en la terminal recibieron la orden de retirarse como "medida de precaución".

"Si hace falta derribaremos toda la estructura", indicó ayer Pierre Graff, presidente de Aeropuertos de París (ADP), que explota las instalaciones aeroportuarias de Roissy y de Orly. "No correremos ningún riesgo en materia de seguridad", afirmó.

Los nuevos crujidos, parecidos a los que el domingo precedieron al derrumbe mortal, se escucharon en los dos extremos de la zona siniestrada, en la terminal 2E, una de las más modernas del mundo, con un diseño futurista de hormigón, metal y cristal. Aunque los técnicos no se explican por qué se soltaron las pesadas placas de hormigón de la bóveda, que aplastaron una de las pasarelas de embarque, los responsables del aeropuerto reconocieron que en la construcción de la instalación se detectaron grietas, lo que obligó a realizar algunas reformas.

EL ARQUITECTO Un juzgado investiga el suceso como "homicidio involuntario". Además, el ministro de Transportes, Gilles de Robien, ha ordenado una investigación administrativa para ver si hubo fallos en la construcción del ultramoderno edificio. Su autor, el arquitecto Paul Andreu, que dirige en Pekín la construcción del Gran Teatro Nacional, dijo sentirse "consternado" y anunció su regreso a Francia para buscar una explicación a "este desastre".