España ha quedado por el momento excluida de la primera línea de los esfuerzos internacionales para contrarrestar el azote del ébola. El presidente de EEUU, Barack Obama, mantuvo ayer una videoconferencia con los líderes de Alemania, Francia, Italia y el Reino Unido «para discutir la respuesta internacional a la epidemia de ébola en África», una reunión virtual en la que no participó el presidente Mariano Rajoy. Su ausencia llama la atención porque tanto Washington como la ONU han requerido el apoyo logístico de España a la misión internacional y porque en Madrid se produjo el primer contagio del virus fuera de África.

La Casa Blanca no dio explicaciones sobre la ausencia de Rajoy en la conversación convocada por Obama, cuyo país encabeza la respuesta internacional en África occidental. Fuentes de la Moncloa alegaron que la reunión estaba convocada para hablar del Estado Islámico y de Ucrania y que con posterioridad se añadió a la agenda la epidemia de ébola, que hasta ayer se había cobrado la vida de 4.493 personas, según la OMS.

MUCHO MÁS

El impacto del ébola en África es «trágico» y, por ello, Obama cree que todos los países deben hacer contribuciones «más significativas» para frenar el avance de la enfermedad, indicó el portavoz de la Casa Blanca en referencia a lo abordado en la videoconferencia. «Se ha convenido que es la urgencia sanitaria más grave de los últimos años y que la comunidad internacional debe hacer mucho más y más rápidamente», dijo el portavoz británico.

La epidemia ha pasado a ocupar buena parte de la agenda de Obama, en parte por las críticas a la gestión del ébola en EEUU, pero también por la apatía de Occidente. «El mundo no está haciendo lo suficiente para combatir el ébola», dijo el martes tras abordar la amenaza del Estado Islámico con los altos mandos militares de una veintena de países aliados, entre ellos España.

Hasta ahora el Ejecutivo de Mariano Rajoy ha ofrecido una ayuda modesta a la lucha contra el ébola en África. Asciende a 3,2 millones, según la ministra Ana Mato. Francia, en cambio, ha prometido 70 millones. El Reino Unido, 150 millones, además del envío de 750 militares y 500 voluntarios. Alemania planea mandar a 2.000 militares y levantar con ayuda de la Cruz Roja un hospital en Liberia con 300 camas. La ayuda comprometida por Italia ronda los 5 millones, según la ONU.

España es una pieza importante en el engranaje diseñado por la ONU y EEUU. A principios de septiembre, la ONU pidió al Gobierno usar el aeropuerto de Las Palmas de Gran Canaria, con una base del Programa Mundial de Alimentos, como centro para el traslado de material y personal a Liberia, Sierra Leona y Guinea.

MALESTAR EN ANDALUCÍA

Por su parte, Washington le ha pedido autorización para que parte de los 4.000 militares que ha empezado a desplegar en Liberia para levantar hospitales de campaña y colaborar en tareas contra el ébola puedan hacer escala en las bases americanas de Rota (Cádiz) y Morón de la Frontera (Sevilla). España no ha respondido aún pese a que sus interlocutores le han trasladado garantías de que no habrá riesgo de contagio para la población.

En Andalucía, tanto la Junta como los alcaldes de Morón y Rota no ocultan su malestar por haberse enterado por la prensa de la petición norteamericana. «No es la manera lógica ni seria», afeó la presidenta andaluza, Susana Díaz.

Los alcaldes reclamaron a Defensa transparencia con los protocolos establecidos para parar la inquietud social, ya que el riesgo afecta tanto a los trabajadores de las bases como a los municipios donde estos residen. «Queremos saber cómo se va actuar», reclamó desde Morón Juan Manuel Rodríguez.

El embajador estadounidense en España, James Costos, aseguró que las escalas se acordarán una a una y que no recalarán en las bases personas que hayan tratado con enfermos de ébola ni contagiados. No obstante, Rubén Ballesteros, empleado en la base de Morón, reconoció la «angustia» entre los trabajadores y sus familiares «hasta que se concreten las medidas de protección». Una situación similar se vive en la base de Rota, donde el sindicalista José Sabido apuntó: «Estamos totalmente expuestos por el continuo tráfico de militares a zonas complicadas», si bien, añadió, «los estadounidenses están preparados y saben lo que se hacen».

En la barriada más cercana a la base, el vecino Joaquín Galea exigió garantías de que «la base cuenta con los medios y el personal para que el riesgo sea nulo».