El Obispado de Vic ha aprobado un protocolo para proteger de abusos sexuales a menores y personas vulnerables, que aplicará en todas sus parroquias e instituciones, y ha abierto un correo electrónico para que cualquier persona pueda denunciar comportamientos anómalos de sacerdotes o religiosos.

El obispado, que se ha inspirado en las medidas puestas en marcha por el obispado de Astorga (León), pionero en impulsar estas medidas, ha anunciado que también ha creado una comisión interdisciplinar de expertos, con profesionales laicos de diversas áreas, para valorar y atender posibles casos de abusos y ofrecer formación.

El obispo de la diócesis vicense, Romà Casanova, ha suscrito que sobre los abusos sexuales cometidos por religiosos "hay que pedir perdón", "colaborar en el esclarecimiento de los hechos del pasado y encontrar la manera de ayudar a las víctimas en su restablecimiento".

SECUELAS PSICOLÓGICAS

En un comunicado, el Obispado de Vic afirma que los abusos "son un problema transversal en toda la sociedad, un tema silenciado y muy doloroso para las víctimas, que, en la mayoría de los casos, tienen secuelas psicológicas y no consiguen hablar hasta que son adultas".

Casanova insiste, como ya hicieron todos los obispos catalanes, en que las últimas noticias publicadas sobre casos de abusos perpetrados por personas consagradas o sacerdotes les llenan "de vergüenza y de dolor".

También ha movido ficha contra los delitos sexuales cometidos en la Iglesia el Obispado de Solsona, que ha creado la Comisión de Atención a las víctimas de abusos sexuales y de protección de los menores y adultos vulnerables de la diócesis.

AVERIGUAR SI HA HABIDO OCULTACIÓN

Según explica el obispo Xavier Novell a través de su carta dominical, uno de los integrantes de la comisión ya ha asumido la responsabilidad de analizar los expedientes de todos los sacerdotes y sacerdotes que han actuado en la diócesis desde 1930.

El obispo destaca que el objetivo es averiguar si ha habido ocultación en casos de abuso sexual y, en su caso, hacer un reconocimiento público y pedir perdón. El obispo ha comprometido a que antes de terminar el año se publicará un informe que revelará la magnitud del problema en la diócesis desde 1930 hasta ahora.

El obispo anima a las víctimas a denunciar porque, asegura, no consta en el archivo secreto de la diócesis ningún expediente con denuncias de este tipo.