La Conferencia Episcopal conoció por la prensa el caso de los abusos por parte de sacerdotes a un menor en Granada, que hoy tiene 24 años. Así lo aseguró ayer su portavoz, José María Gil Tamayo, dando a entender de esta forma que la archidiócesis andaluza optó por silenciarlo y ocultarlo a la cúpula de la Iglesia. Porque la archidiócesis conocía los hechos desde que la víctima escribió al papa Francisco hace unos meses y este instó al arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, a actuar con contundencia contra los responsables. Algo que no hizo.

En la rueda de prensa que siguió a la clausura de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal, que empezó el lunes y acabó ayer, Gil Tamayo hizo un equilibrio notable al defender a un tiempo la tolerancia cero con los abusos sexuales y la actitud de Martínez: dijo que este había mostrado en la reunión «su dolor y cercanía con las víctimas» y agregó que por hacerlo «goza entre sus compañeros de todo el afecto y la credibilidad».

Gil Tamayo pidió «perdón» en nombre de todos los obispos por el caso de Granada pero advirtió de que la Iglesia no tenía obligación de estar al tanto de lo ocurrido porque corresponde al Vaticano y a la archidiócesis ocuparse de enjuiciarlo y de depurar responsabilidades. Interrogado por la posibilidad de que los presuntos autores de los abusos, diez religiosos y dos seglares, actuasen como un grupo, denominado los Romanones , el portavoz replicó: «Si es un grupo de sacerdotes que es pernicioso, se dilucidan las responsabilidades y se extirpan». De los diez, solo tres han sido apartados de sus funciones habituales.

INVESTIGACIÓN

El subdelegado del Gobierno en Granada, Santiago Pérez, no descartó ayer que haya más víctimas y afirmó que hay sospechas aunque no certezas. Pérez explicó que la policía judicial está tomando declaración a personas del entorno de los presuntos responsables.

A todo esto, Gil Tamayo afirmó que la Conferencia Episcopal no tiene noticia de que Martínez haya sido llamado al Vaticano y se disponga a viajar mañana a Roma. Fuentes vaticanas apuntaron a que ese viaje podría producirse el lunes y aseguraron que a corto plazo se descarta que el Vaticano fuerce la destitución del arzobispo, aunque eso podría suceder más adelante, informa Rossend Domènech.

Las mismas fuentes señalaron que aunque no se puede acusar a Martínez de ocultar el caso, no pasó desapercibido en Roma el comunicado que hizo el arzobispo al respecto: «Podía haber sido de otra manera, sorprende que no haya ni siquiera una palabra de solidaridad hacia la víctima».