Tener un hijo para tratar de curar a otro. Con ese objetivo se han dirigido al Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) ocho parejas con hijos que sufren enfermedades no hereditarias de la sangre. El centro está preparado para seleccionar genéticamente embriones compatibles que, una vez nacidos, podrían curar a sus hermanos mediante el implante de células del cordón umbilical o un trasplante de médula ósea.

El IVI espera la respuesta del Ministerio de Sanidad sobre la licitud de esta práctica, ya que la ley de reproducción asistida no considera este supuesto. Está permitida la selección de un embrión sano entre otros que sean portadores de un mal transmitido en los genes. Pero no lo está la elección entre los embriones sanos de uno compatible con otro hijo enfermo, tanto en enfermedades hereditarias como adquiridas.

La clínica, según explicó su directora, Amparo Ruiz, ha recibido consultas de otras 12 parejas con hijos enfermos que sólo pueden vivir a base de transfusiones de sangre. "La compatibilidad entre hermanos se da en un 20% de los casos. Con esta técnica estaría garantizada", aseguró el jefe de laboratorio del centro, Julio Martín.

PROBLEMAS ETICOS Aparte de la ley, se plantean problemas éticos: qué se hace con los embriones sobrantes, que están sanos. Martín propone "la donación o el compromiso de la pareja a utilizarlos para futuros embarazos". Ruiz sostiene que es "un debate algo hipócrita, porque nadie se plantea si está bien tener un niño para que el otro no sea único, pero se ponen problemas a que salve la vida de un hermano".