Alejandre Angco es albañil improvisado. Lo suyo son el mar y las redes, pero el paso del tifón Haiyán (el más potente de la historia, que causó más de 6.000 muertos en Filipinas el pasado año) tronchó los árboles bajo los que guardaba su barca. Algunos troncos cayeron sobre el bote y lo inutilizaron para la pesca. La alternativa laboral fue la más recurrente en un país propenso a la catástrofe natural: la reconstrucción. Ha transcurrido un año desde el Haiyán y Angco aún no ha podido reparar del todo su vivienda, una chabola de bambú, rafia y chapa sobre las aguas que bañan la isla filipina de Corón. Está en una barriada a las afueras de la capital de la isla, cerca del cementerio. Muchas casas son precarias, como la suya y la de su hermano Aladin, y están levantadas sobre el mar. Cuando llegó el tifón, tuvieron que resguardarse en la vivienda de un familiar, de cemento y en tierra firme. Alejandre, Aladin y su sobrino Jackson Angco, todos pescadores, son algunas de las miles de víctimas del cambio climático en una de las zonas más afectadas del planeta.

Con los botes dañados, la vuelta a la pesca está siendo muy progresiva. A eso se suma un deterioro progresivo de las condiciones ambientales. "A veces el agua está demasiado caliente y los peces de los que se alimentan los atunes no suben hasta la superficie, por lo que no se pesca nada", relata Jackson Angco. Minerva Maarat, de Ecofish, una oenegé que trata de ayudar a los pescadores, explica: "Ellos no tienen los conocimientos científicos necesarios, pero eso que acaba de decir está directamente relacionado con el cambio climático y el calentamiento global".

AUMENTO DEL NIVEL DEL MAR

Los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC, en sus siglas inglesas) apuntan a que la temperatura media del planeta ha aumentado en 0,85° entre 1880 y el 2012. Según el IPCC, de mantenerse el actual ritmo de polución, habrá subido dos grados más en el 2100 y en el proceso se acelerará el deshielo, subirá el nivel del mar y la seguridad alimentaria se resentirá sensiblemente, sobre todo en lo relativo a la pesca y la agricultura.

Rosalina de Guzmán, jefa de procesamiento de datos de la agencia meteorológica de Filipinas, Pagasa, explica que los países de la región están rodeados de grandes masas de agua que son un "criadero" de tifones.

El último, el Hagupit, ha causado esta semana 28 muertos. "En los últimos diez años hemos registrado un aumento de la virulencia de los tifones. Estos toman su energía del océano, y un océano más cálido origina tifones más potentes", apunta De Guzmán.

ISLAS EN PELIGRO

Salvando los casos de Indonesia y Filipinas, países de la zona como Vanuatu, Nauru, Tuvalu, Fiyi y Tonga cuentan con demasiada poca población, recursos y peso político como para frenar un fenómeno del que apenas son responsables.

La subida del nivel del mar (entre 1 y 3 metros para el 2100, según prevé el IPCC) privará a estos países de una porción de sus terrenos. Muchos apenas se levantan dos metros sobre el nivel del mar, con lo que el cambio climático los condenará a la desaparición y forzará el desplazamiento de comunidades enteras. De millones de personas.

"Se habla de un aumento de dos grados en la temperatura global. Eso sería catastrófico para estos países. No digamos ya si se cumplen las previsiones de aumento de hasta cuatro grados", alerta el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). "Estamos desarrollando programas con pescadores para que utilicen criaderos. Porque, con el aumento de temperatura, ya no hay peces donde solía haberlos", indica Angela Ibay, de la citada oenegé. En colaboración con Ecofish, WWF ha proporcionado a medio millar de pescadores filipinos --entre ellos, los Angco-- barcas de fibra cuya vida útil cuadruplica la de las viejas de madera de coco. Sin cargas familiares que atender, Aladin se puede permitir comprar un pequeño motor para impulsarla. Pero hay días en los que todo eso da igual y vuelve del mar con las manos vacías.