El 80% de las niñas y adolescentes no realiza la actividad física mínima recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que establece que los niños de entre 5 y 17 años deberían acumular cada día una hora de ejercicio físico, a lo que deben sumar tres veces por semana actividades para fortalecer músculos y huesos.

Así se desprende del último informe del portal Faros de promoción de la salud y el bienestar infantil del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona, avalado por el Consejo Superior de Deportes.

De este modo, las niñas que no realizan actividad física o la abandonan precozmente pueden sufrir un peor estado de salud a lo largo de su vida, ya que diversos estudios han manifestado que la actividad física reduce el riesgo de sufrir enfermedades como la diabetes, algunos tipos de cáncer (cáncer de mama, pulmón, colon y endometrio), enfermedades cardiovasculares y osteoporosis.

Además, el ejercicio físico también actúa como protector frente al consumo de alcohol, tabaco y otras drogas, y aporta muchos beneficios psicológicos, ya que reduce los estados de ansiedad, previene la depresión --las mujeres son más vulnerables a sufrir trastornos de ansiedad--, mejora la tolerancia al estrés, las funciones intelectuales, la autoconfianza, autoestima y aceptación social; aporta una mayor estabilidad emocional, ayuda a establecer relaciones sociales y mejora las existentes con el entorno.

Incentivar la práctica

Para incentivar la práctica de actividad física, los autores del estudio han sostenido que el recreo escolar supone una gran oportunidad para fomentar el juego y el ejercicio y apuestan por que la escuela coordine las tareas y actividades que se realizan en la asignatura de educación física con las actividades que se realicen en el recreo.

Así, proponen modificar el diseño de los patios escolares, abrir el gimnasio durante el recreo y transformar la asignatura de educación física, poniendo el acento los maestros en revalorizar las prácticas tradicionalmente asociadas al modelo cultural femenino y estimular la competencia crítica ante los estereotipos en la actividad física y el deporte.

En el ámbito de la familia, plantean realizar actividades juntos, animar a las niñas a apuntarse a actividades deportivas sin condicionamientos sociales y que los padres presten interés en estas actividades e incluso ayuden en las tareas logísticas de los clubs deportivos.