Las autoridades chinas han ordenado el exterminio de civetas o gatos de algalia, un pequeño mamífero salvaje del que se sospecha surgió el brote de neumonía atípica, pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que la medida puede tener un efecto contraproducente y puede contribuir a propagar la enfermedad, según afirmó ayer Dick Thompson, portavoz del organismo en Ginebra.

La OMS insiste primero en que no se ha establecido una relación inequívoca entre el felino y el virus del síndrome respiratorio agudo grave (SARS) y recuerda luego que una medida drástica no se puede tomar "sin antes estudiar el método empleado".

Según Thompson, es preciso que las autoridades analicen previamente los riesgos de llevar a cabo una matanza sistemática, incluyendo el eventual contagio de las personas en contacto con las civetas o la posible contaminación del medio ambiente. Las autoridades de la provincia de Guangdong, donde se ha detectado un reciente caso de SARS, esperan exterminar 100.000 gatos de algalia, un animal vendido en mercados y muy apreciado culinariamente.

Por otro lado, China disipó ayer los temores y descartó un supuesto segundo caso de SARS en Guangdong. "Por el momento --insiste la OMS--, no existe amenaza para la salud de los turistas u hombres de negocios que visiten China".