El barco de la organización humanitaria española central Open Arms rescató este sábado a más de cien inmigrantes en aguas del Mediterráneo central y ya acoge a bordo a más de 140 personas después de otra operación de salvamento de este viernes.

Entre los más de cien inmigrantes rescatados en la noche del sábado, cuyo número preciso aún se desconoce, había "muchas mujeres y niños", según explicó la oenegé en sus redes sociales. Todos ellos están a bordo de la embarcación humanitaria aunque las condiciones del mar empiezan a empeorar rápidamente a causa de la llegada de un "fuerte temporal".

Los inmigrantes viajaban en una barca de goma sobrecargada que fue interceptada gracias al aviso de 'Alar Phone', un servicio que recibe alertas telefónicas desde alta mar. Se encontraban en la zona de búsqueda y rescate de Malta aunque, según el fundador de Open Arms, Óscar Camps, cerca había una patrullera de los guardacostas de Libia, Estado africano en guerra adonde muchos inmigrantes son devueltos.

Operación con el 'Astral'

En otra operación el viernes, el velero 'Astral' de Open Arms, que acompaña al buque, salvó a otros 40 inmigrantes que viajaban en una pequeña embarcación y entre ellos había una mujer, un bebé de tres meses y tres menores solos. Ese rescate se produjo después de que una aeronave de la oenegé Sea Watch diera la voz de alarma sobre la presencia de una barca en peligro en el mar. Open Arms la localizó tras varias horas de búsqueda en la que, según Camps, sufrió "el hostigamiento" de patrulleras libias.

En el comunicado sobre el primer rescate, la oenegé aseguró que esas personas necesitan ser desembarcadas "lo antes posible" en un puerto seguro por el deterioro de las condiciones del mar. La organización española, con un buque y el velero 'Astral', ha asegurado en un comunicado que a lo largo de la misión actual, que comenzó hace doce días tras zarpar del puerto de Barcelona, ha sido testigo directo de cientos de devoluciones en caliente a Libia.

Ante esta situación, Open Arms insistió en que Libia "no puede ser considerado un país seguro" al que devolver a los inmigrantes y recordó a la Unión Europea el "deber" de proteger sus vidas para que tengan la opción de solicitar asilo, conforme al derecho internacional.