Nunca estará lo bastante subrayado que el hábitat elegido para albergar el superordenador de Barcelona es una capilla, una capilla desacralizada, naturalmente, pero capilla: la de la Torre Girona, otrora finca privada de veraneo del banquero Manuel Girona y hoy sede del rectorado de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). Allí, en esa atmósfera monacal, a los pies de sendas galerías y entre vitrales pintados con motivos religiosos trabaja, si es trabajar lo que hacen estas máquinas, el MareNostrum4, 4º ordenador más rápido de Europa y 13º del mundo. El pasmoso aparato está recién montado y acaba de ponerse en marcha, y el jueves tuvo lugar su presentación en sociedad, a cargo de Mateo Valero, director del consorcio propietario: el Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Computación (BSC-CNS).

El MareNostrum4 ha sido glosado como el artilugio tremendo que es, capaz de llevar a cabo 11.100 billones de operaciones por segundo; capaz -es otra manera de verlo- de hacer en un día lo que a su abuelo, el MareNostrum1, le tomaba un año. También es 12 veces más rápido que su inmediato antecesor, el MareNostrum3, morador de la capilla hasta hace unos meses: tomó tres desmontar el viejo y ensamblar el nuevo. Tanto músculo está al servicio del progreso: Valero subrayó por encima de todo la utilidad de la máquina, una herramienta para la investigación científica y un instrumento a disposición de las empresas, que pagan gustosas por usarla. «Les permite ser más competitivas». Repsol, por ejemplo, emplea el superordenador para procesar datos suministrados por los barcos que circulan por el golfo de México y crear mapas en tres dimensiones del fondo marino. «Para saber dónde pinchar», explicó el director del consorcio. «Lo cual es muy útil -añadió- teniendo en cuenta que cada pinchazo cuesta unos 100 millones de dólares».

«Es preciosa»

En el interior de la capilla -y de la urna que envuelve a la máquina- parpadean centenares o miles de pequeñas luces verdes, signo acaso de que el MareNostrum4 está procesando; de que está trabajando. Es posible que quien se haya quedado solo alguna vez en el recinto se haya sentido acompañado. «Es preciosa, como podéis ver», dijo Valero en un momento del acto. Al adjetivo le cabe más de un sentido toda vez que aquí podrían cocinarse toda suerte de buenas noticias. «Uno de los proyectos en que trabajamos ahora consiste en extraer y analizar información del ADN para curar enfermedades de forma personalizada». Es una herramienta de progreso: investigaciones en marcha sobre el cambio climático, las ondas gravitacionales, la vacuna contra el sida y nuevas terapias de radiación contra el cáncer harán uso del ordenador.

El MareNostrum4 costó 34 millones de euros: según la secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, Carmen Vela, presente en el acto, un dinero «extraordinariamente bien invertido».

«Es rentable para el país y para los ciudadanos de este país». Participado por el Estado y la Generalitat, el BSC-CNS maneja un presupuesto de cerca de 35 millones de euros, de los cuales 7 se van en gastos corrientes. Aquí es donde hay mencionar que pagan 1,6 millones de euros de luz. Hablamos de un coloso. Come como tal.