Oriol Ginés es presidente de la Asociación Conexus, cuyo programa para la prevención y detección de relaciones abusivas entre jóvenes de entre 14 y 18 años recibirá el apoyo de Fundación La Caixa?. En el marco de la Convocatoria de Interculturalidad y Acción Social 2020, a la que destina 2,2 millones de euros, Fundación La Caixa? ha seleccionado un total de 80 proyectos que ayudarán a más de 40.000 personas en situación de vulnerabilidad.

-Resúmanos el programa

-En el 2015 pusimos en marcha el programa para universidades contra la violencia machista. Ahora ampliamos su ámbito de actuación para incorporar a chicos más jóvenes o que no son universitarios. Incluirá aspectos de detección, prevención y atención, y aprovechando el uso que los jóvenes hacen de las nuevas tecnologías.

-¿Qué falla en nuestra sociedad para que aún estemos así?

-La sociedad no ha asumido que estamos ante una desigualdad estructural y que detrás hay una perspectiva de género. Los hombres agresores y las mujeres víctimas no lo son por una condición particular; estamos en una sociedad donde esto es un gradiente: desde una violencia extrema, como es un asesinato, a situaciones de acoso, micromachismo, manipulación La ley de medidas contra la violencia de género plantea los principios, pero no los ha atacado.

-¿Hay más violencia ahora entre los jóvenes que hace 20 años?

-No, lo que pasa es que ahora se está visibilizando. Hay cambios sociales, las mujeres no están dispuestas a callar, hay una parte de la sociedad que señala lo que pasa, que no tolera estas conductas. Además, se está trabajando mucho para dar a conocer esta violencia.

-El reguetón, con sus letras machistas y de dominio sobre la mujer, no será de mucha ayuda.

-Son un síntoma de la sociedad que tenemos y de que estos valores son mayoritarios y persisten. Pero muchas veces los jóvenes rechazan estos valores, hacen el trabajo que los adultos no estamos haciendo.

-¿Cuáles son las violencias más habituales entre los 14 y 18 años?

-Nos centramos mucho en el ámbito afectivo, que puede ser una realidad muy dura. La mayoría de las violencias que tratamos son manipulación y control psicológico, agresiones sexuales de todo tipo, desde difusión de fotografías de contenido sexual a relaciones no consentidas, y otros tipos de violencias que se puedan dar a través de las nuevas tecnologías.

-¿Qué debería identificar una chica como señal de alarma?

Puede haber varias señales. Pero siempre, siempre, en una situación de violencia, primero hay manipulación psicológica y control. Y a partir de ahí, chantaje emocional, amenazas, relaciones sin consentimiento o no usar anticonceptivos. Y muy importante, el miedo, que puede ser sutil. Es un elemento central para detectar esos casos.

-Quizá tarden en darse cuenta.

-Sí, pero ese tiempo no depende solo de ellas. Si tenemos un entorno que está señalando que esto no es sano, que hace daño y que es violencia, es más fácil pedir ayuda, la detección es más rápida. La idea de nuestro programa es precisamente no cronificar estas relaciones en la juventud, que son las que después duran 20 años, que es la media que tardan las mujeres maltratadas en denunciar. Estamos hablando de evitar 20 años de maltrato. Tenemos que evitar que esta violencia se cronifique.

-¿Seguimos sin creer a las víctimas?

-Todavía cuesta. Y no entro ya en temas judiciales. El entorno, el clima de no creer a la víctima y de poner en duda la misma violencia de género es una constante en nuestra sociedad. Cada vez que hay medidas para que las mujeres puedan denunciar, hablamos de denuncias falsas; cuando se denuncian abusos sexuales, dicen que se lo están inventado.