Mientras los humanos peleamos contra el coronavirus y esperamos impacientes la llegada de más vacunas, la comunidad felina también sufre los efectos colaterales de la pandemia. Desde hace tres meses hay un desabastecimiento de dos fármacos para gatos que se suministran en forma de inyección: la trivalente y la vacuna contra la leucemia felina, ambos medicamentos son fundamentales para protegerlos frente a virus que, además de contagiosos, podrían ser letales para ellos.

Los veterinarios achacan este desabastecimiento a varios factores pero citan sobre todo dos: el Brexit y la pandemia.

El pasado año durante el confinamiento al que obligó la primera ola de covid-19 se disparó el número de propietarios que decidieron inmunizar a sus mascotas. Aunque no se ha comprobado que perros o gatos puedan transmitir el coronavirus, el temor a contagios y la incertidumbre sobre el nuevo virus motivó a muchos gallegos a acudir al veterinario y proteger a sus animales de compañía.

Pero además ante la incertidumbre del Brexit y a cómo podía afectar al proceso de fabricación de las vacunas animales, muchos almacenes y clínicas hicieron acopio de dosis, dejando desabastecido el mercado.

Según explica el presidente del Consejo de Colegios Veterinarios de Galicia, Luís Núñez, los laboratorios programan la fabricación de estas vacunas a largo plazo. Por eso, ante una situación de desabastecimiento como ésta, no es fácil volver a poner en el mercado más medicamentos de repente, explica.

Pueden estar priorizando otras líneas de trabajo

Los veterinarios explican que hay cinco grandes laboratorios dedicados a la fabricación de vacunas para gatos y pueden estar priorizando otras líneas de trabajo, aunque Núñez no se atreve a vincularlo con la inmunización frente al covid-19.

Las vacunas que escasean son, por un lado, la trivalente que se usa para proteger a los gatos del parvovirus, el herpesvirus y el calicivirus y sobre todo las inyecciones que se ponen para prevenir casos de leucemia felina, provocada también por un virus.

Todas estas enfermedades pueden ser mortales para el animal y además contagiosas entre ellos. No se transmiten al ser humano. El presidente del Consejo de Colegios Veterinarios explica, sin embargo, que tienen más riesgo de contraer el mal los gatos que viven en la calle que los que están en casa, donde las posibilidades de contagio se reducen.

En el caso de la vacuna contra la leucemia felina, normalmente se vacuna a los animales cada dos o tres años. Por eso, ante esta situación de desabastecimiento los veterinarios recomiendan que se le dé prioridad en la inmunización a los gatitos de menos edad frente a los mayores que ya recibieron alguna dosis.

Los más jóvenes tienen más riesgo. A los animales pendientes de revacunación es mejor revisarlos y ver qué sintomatología tienen, pero pueden esperar tres o cuatro meses a que se restablezca el suministro de vacunas, explica Luís Núñez.

Según explica, antes de la pandemia se vacunaba a unos 60.000 gatos al año, aunque solo 20.000 tienen microchip de identificación.