Roma Juan Pablo II convirtió ayer en beata a la monja salmantina Eusebia Palomino Yenes, en una ceremonia en la plaza de San Pedro donde se proclamaron otras cinco beatificaciones. Palomino, que falleció en 1935, predijo la guerra civil y el fusilamiento de una monja de su congregación, las Hijas de María Auxiliadora. Su ingreso entre los santos, festejado por los españoles que acudieron al acto (foto), viene avalado por un milagro: un pintor ateo que no la conocía reprodujo su imagen en menos de cinco horas movido por una gran fuerza interior.