El papa Francisco ha considerado que la secesión de una nación que no cuente con un antecedente de unidad forzosa "hay que tomarla con muchas pinzas y analizarla caso por caso", ya que, a su juicio, hay casos que pueden ser justos y otros que no.

En una entrevista concedida a 'La Vanguardia', y al ser preguntado por las relaciones entre Cataluña y el resto de España, ha distinguido entre la independencia por emancipación --como las americanas que se emanciparon de los Estados europeos-- y por secesión, de la que ha puesto como ejemplo la antigua Yugoslavia.

"Hay pueblos con culturas tan diversas que ni con cola se podían pegar. El caso yugoslavo es muy claro, pero yo me pregunto si es tan claro en otros casos, en otros pueblos que hasta ahora han estado juntos", ha señalado el Pontífice.

Por ello, y tras alertar de que toda división le preocupa, ha pedido analizar estas situaciones caso por caso: "Hay que estudiar caso por caso. Escocia, la Padania, Cataluña. Habrá casos que serán justos y casos que no serán justos".

En el marco económico, el Papa que "estamos en un sistema económico mundial que no es bueno" y que "por mantener un sistema económico que ya no se aguanta descartamos a toda una generación", mientras denuncia que "las grandes economías mundiales sacrifican al hombre a los pies del ídolo dinero". Y señala que en el centro de todo sistema económico debe estar el hombre y la mujer". "Nosotros hemos puesto el dinero en el centro, al dios dinero. Hemos caído en un pecado de idolatría, la idolatría del dinero", asegura, por el que se llega a descartar a los jóvenes, con una desocupación creciente, y a los ancianos porque "ya no producen".

El Papa alerta de los peligros de "una globalización mal entendida que anula las diferencias", frente a una globalización bien entendida que genere riqueza: "Todos unidos pero cada cuál conservando su particularidad, su riqueza, su identidad, y esto no se da".

El pontífice argentino añade que "la dimensión de párroco es la que más muestra mi vocación" y pone como ejemplo que aún "apago la luz para no gastar mucha plata", pero advierte que "también me siento Papa" y que "jugar al Papa párroco sería inmaduro", por lo que "mis colaboradores son muy serios y profesionales" lo que le ayuda "a cumplir con mi deber".

"No soy ningún iluminado", agrega también el Papa, que asevera que "no tengo ningún proyecto personal que me traje debajo del brazo, simplemente porque nunca pensé que me iban a dejar acá, en el Vaticano".

El protocolo

Admite que tiene "problemas con el protocolo" y que ha roto diversas veces las normas de seguridad porque en un papamóvil cerrado "no puedo saludar a un pueblo y decirle lo que quiero dentro de una lata de sardinas, aunque sea de cristal. Para mí eso es un muro". "Es verdad que algo puede pasarme, pero seamos realistas, a mi edad no tengo mucho que perder", estima el pontífice.

Sobre sus recientes gestos para reconciliar a judíos y cristianos, el papa manifiesta que "el diálogo interreligioso tiene que ahondar en esto, en la raíz judía del cristianismo y en el fortalecimiento cristiano del judaísmo. Enteindo que es un desafío, una papa caliente, pero se puede hacer como hermanos."

Preguntado por el antisemitismo, responde que "el antisemitismo suele anidar mejor en las corrientes políticas de derecha que de izquierda, ¿no? Y aún continúa. Incluso tenemos quien niega el holocausto, una locura", mientras avanza que cuando se abran los archivos del Vaticano sobre el holocausto "traerán mucha luz".

Concluye diciendo que no ha pensado cómo le gustaría ser recordado por la historia, si bien le gusta cuando se recuerda a alguien y dicen de él: "Era un buen tipo, hizo lo que pudo, no fue tan malo. Con eso me conformo".