El Papa Francisco se ha dirigido brevemente a los 190 líderes de la Iglesia católica llamados a esta cumbre para la Protección de la Infancia que comienza hoy jueves 21 de febrero. Ha sido un discurso breve y directo que ha comenzado a las 9.00 horas y no ha durado más de cinco minutos.

"Ante la plaga de abusos sexuales cometidos por hombres de la Iglesia a los menores, he creído que debía convocarles para escuchar al espíritu santo y dejarnos guiar por los gritos de los pequeños que piden justicia", ha comenzado.

Para el papa, este encuentro, en el que participan los presidentes de las 114 conferencias episcopales de los cinco continentes y los máximos responsables de las congregaciones, no debe finalizar simplemente con condenas genéricas y verbales a las agresiones sexuales o a su encubrimiento, sino que debe permitir alcanzar "medidas concretas y eficaces" aprobadas con "valentía" para la protección de la infancia.

Francisco ha acabado su intervención, o por lo menos el trozo que ha resultado posible seguir en abierto a través de la web del Vaticano, encomendándose a "la virgen María" para que "ilumine" el modo de curar las heridas que los escándalos de pederastia han causado "en lo niños" y en los "creyentes".

SCICLUNA RECUERDA EL DEBER DE DENUNCIAR

Tras la apertura del papa, Charles Scicluna ha dado alguna pista sobre cuáles podrían ser las medidas "concretas". El arzobispo maltés ha sido uno de los tres elegidos para pronunciar una conferencia durante la primera jornada. Investigador principal de la Doctrina de la Fe, el órgano del Vaticano al que llegan las denuncias por abusos sexuales cometidos en cualquier rincón del planeta, se ha dirigido a los asistentes para aclarar cómo deben actuar cuando en su diócesis tengan conocimiento de una conducta sexual sospechosa: "denunciando".

Scicluna ha recuperado un mensaje de Benedicto XVI del 19 marzo 2010 sobre el escándalo de pederastia desencadenada en Irlanda. "Solo examinando los numerosos elementos que han dado lugar a la crisis actual es posible realizar un diagnostico claro y encontrar soluciones". En aquel caso, concluía Benedicto XVI, había jugado un papel fundamental lo que él llamo "una preocupación fuera de lugar por el buen nombre de la Iglesia" que empujó a los obispos irlandeses a no aplicar "las penas canónicas existentes". Ya entonces, hace ocho años, este papa llamó a actuar "con urgencia" contra la pederastia porque traía "consecuencias trágicas" para la "vida" de los menores y de sus familias. También porque era una lacra que "estaba oscureciendo el evangelio como no lo había hecho otra cosa".

"La comunidad de fe bajo nuestro cuidado debe saber que hablamos en serio. Deberían conocernos como amigos de su seguridad y la de sus niños y jóvenes. Los protegeremos a toda costa", ha proseguido Scicluna. "La comunidad tiene el deber y el derecho de denunciar. Se deben respetar los protocolos establecidos y respetar la leyes civiles o nacionales. Todas denuncias se deben investigar", ha remarcado.

Tras escuchar a Scicluna, sin embargo, se mantiene la duda de saber exactamente cómo se redactaran estas medidas concretas al final de la cumbre "respetando las leyes civiles y nacionales". Los activistas piden que sea una "ley universal" que expulse a pederastas y encubridores y los entregue a las autoridades civiles. Pero el Vaticano siempre se ha limitado a proponer medidas que después cada obispo elige si cumple o no. Una decisión que toman también en función de las leyes de su país, dado que no en todos se persigue el abuso sexual infantil con la misma intensidad.