El papa Francisco aseguro ayer que cerrar las puertas a los inmigrantes es un «suicidio» para las sociedades con bajo nivel de natalidad, «que no hacen hijos», después de celebrar una misa en Roma en memoria de los mártires de los siglos XX y XXI. «Es verdad, nosotros somos una civilización que no hace hijos, pero cerramos la puerta a los inmigrantes. Esto se llama suicidio. Recemos», aseguró el Pontífice ante los fieles que le esperaban a las puertas de la basílica. También denunció «la crueldad» practicada hacia los inmigrantes y afirmó que, en ocasiones, los campamentos de refugiados son «campos de concentración».