Sólo las señoras españolas católicas se ponen peineta y mantilla para entrar en el Vaticano, lo requiere el protocolo y la tradición. Por ello, para la audiencia de ayer con el papa Juan Pablo II, Letizia dejó sus trajes de chaqueta en la embajada y lució, por primera vez, la tradicional matilla y peineta rigurosamente negras, porque sólo las reinas católicas pueden ir a ver al Papa con la mantilla blanca. "Santidad, qué alegría poder volver a verle y presentarle a mi esposa", dijo el Príncipe al Pontífice, quien a su vez les deseó que "formen un hogar feliz", que sea "punto de referencia ejemplar" para las familias españolas.

Como era tradicional y como ya lo hicieron las infantas después de sus bodas, los príncipes de Asturias fueron recibidos ayer durante 25 minutos por el Papa para recibir su bendición. Como siempre que recibe visitas de la familia real, el Pontífice fue cariñoso y cordial. "El nacimiento de una nueva familia es siempre un gran acontecimiento --dijo--. Lo es para los esposos, cuyo amor se enriquece y afianza con la gracia divina. Lo es también para las respectivas familias y para la sociedad, pues una convivencia fiel que no caduca conlleva nuevas esperanzas y promesas de vida".

Pero, sobre todo, el Papa mostró su cariño a Letizia, a la que durante la audiencia, mientras estaba sentada a su izquierda, agarró dulcemente la mano, borrando las suspicacias sobre cualquier reticencia a la condición de divorciada de Letizia. El guiño incluso le llevó a evocar la belleza de los paisajes asturianos de Covadonga.

En el tradicional cambio de regalos, los Príncipes de Asturias entregaron al Papa una imagen en plata de la Virgen del Pilar y el Pontífice le hizo entrega de las tradicionales 20 medallas con los misterios.

Después, Felipe, vestido con frac, y Letizia, con su vestido largo y su mantilla (ambos llevaban la banda color celeste de la orden de Carlos III), hicieron turismo por la plaza y la basílica de San Pedro ante los ojos atónitos de miles de turistas que los vieron pasar con semejante atuendo.

VUELTA AL TRAJE Poco le duró la peineta a Letizia. Para el almuerzo que se celebró en honor de los Príncipes en la Embajada de España ante el Vaticano, se cambió el vestido para volver a la normalidad de sus trajes de chaqueta, esta vez toda en blanco y negro con bolso y zapatos coordinados con el atuendo.