El Papa ha presidido la misa del Domingo de Resurrección en una Basílica de San Pedro vacía por las restricciones ante la emergencia provocada por el coronavirus, en concreto, desde el altar de la Cátedra. Desde el interior de la basílica y no asomado al balcón de la logia central como es habitual, ya que la plaza está cerrada por la pandemia, Francisco ha dedicado su mensaje, sobre todo, a los afectados por el coronavirus.

El Pontífice ha recordado a la Unión Europea (UE) que en estos momentos de pandemia se encuentra ante un desafío único y que hay que demostrar solidaridad con, si es necesario, soluciones innovadoras, en su mensaje de Pascua en el Domingo de Resurrección.

Ha explicado que este periodo no puede ser "tiempo de divisiones" y ha exhortado a que se relajen además las sanciones internacionales de los países afectados y se reduzcan, o incluso condonen, la deuda que pesa en los presupuestos de aquellos más pobres.

Los pocos asistentes a la misa del Domingo de Resurreción / EFE / ANDREAS SOLARO

También se ha dirigido a Europa al considerar que "es muy urgente, sobre todo en las circunstancias actuales, que las rivalidades no recobren fuerza, sino que todos se reconozcan parte de una única familia y se sostengan mutuamente".

"Hoy, la UE se encuentra frente a un desafío histórico, del que dependerá no solo su futuro, sino el del mundo entero. Que no pierda la ocasión para demostrar, una vez más, la solidaridad, incluso recurriendo a soluciones innovadoras".

Alternativa al egoísmo

"Es la única alternativa al egoísmo de los intereses particulares y a la tentación de volver al pasado, con el riesgo de poner a dura prueba la convivencia pacífica y el desarrollo de las próximas generaciones", ha aseverado.

El Papa ha recordado que "este no es tiempo de la división" y ha reiterado su llamamiento para que se produzca "un alto el fuego global e inmediato en todos los rincones del mundo". "No es este el momento para seguir fabricando y vendiendo armas, gastando elevadas sumas de dinero que podrían usarse para cuidar personas y salvar vidas".

En su repaso por los conflictos del mundo, ha citado las emergencias humanitarias en Asia y África, como en la Región de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique y también los conflictos en Siria y Ucrania, entre otros.

En la celebración litúrgica del Domingo de Resurrección, los católicos celebran la Resurrección de Cristo. Junto al pontífice se ha colocado el Crucifijo de la Iglesia de San Marcello al Corso que la tradición considera milagroso porque en 1522 fue llevado en procesión por los barrios de Roma y se cree que terminó con la Gran Plaga de peste.