Por las tardes preparan los carteles en Jardin Denfert, un antiguo local de artistas en desuso del distrito 14 de París. Por la noche los pegan en las calles de la capital. Desde hace algo más de una semana es fácil ver nombres de mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas escritos en grandes letras negras sobre un fondo blanco.

También contundentes mensajes para denunciar una violencia que ha dejado en Francia 122 víctimas en lo que va de año y exigir al Gobierno menos palabras y más hechos: Johanna, asesinada por su ex el 23.12.2018. Cincuenta y un navajazos delante de su hija; Nunca se mata por amor; Reformas antes de que esté muerta

La impulsora de esta sorprendente campaña es Marguerite Stern, activista y ex miembro de Femen, que lanzó la idea en las redes sociales a finales de agosto. En solo una semana pasaron por Jardin Denfert 80 mujeres que empapelaron París con 230 mensajes.

Pero el movimiento se extiende y hoy cuenta con 300 activistas en doce ciudades francesas, treinta grupos de trabajo e imitadoras en Bélgica y Suiza. Esperamos verlo también en España, confía Stern en conversación telefónica con este diario, sorprendida de la respuesta que ha tenido su iniciativa.

No queremos contar más muertes

El objetivo que persiguen es simple. Inundar las calles de Francia para honrar la memoria de las víctimas y pedir al Estado medios urgentes. El mensaje principal es que no queremos contar más muertes. Las asociaciones piden dinero para formar a jueces y policías de manera urgente, argumenta.

Una urgencia avalada por las cifras. Si en el 2018 moría una mujer víctima de la violencia machista cada tres días, en el 2019 lo hace cada dos días. La activista denuncia, además que, desde que el Gobierno anunció en julio la convocatoria de un grupo de trabajo para abordar el problema hasta la celebración de la primera reunión, el pasado 3 de septiembre, 26 mujeres han perdido la vida. Para qué sirve el debate?, se pregunta.

El colectivo critica que el único anuncio del Gobierno hasta ahora haya sido la retirada de la custodia al padre que mate a la madre de sus hijos. No es una medida que impida nuestro asesinato. Una vez más, se nos escucha más muertas que vivas, señala.

Las activistas reciben a veces mensajes de familias que han perdido a una hija, una hermana, una tía. Nos piden hacer un collage con su nombre y luego les enviamos una foto de la pared. Nos cuentan historias dramáticas: mujeres muertas delante de sus hijos, embarazadas, degolladas. Hay una fuerte carga emocional, relata.

Además de despertar conciencias y reclamar respuestas, la operación collage tiene otras consecuencias. El pasado viernes, siete militantes tuvieron que pagar una multa de 68 euros cada una porque la normativa municipal prohíbe pegar carteles así como así. Stern asume, pero se defiende.

No somos delincuentes, somos militantes. Hace mucho tiempo que en Francia no se mueve nada, así que si hay que pasar a acciones ilegales para que las cosas se mueven, lo haremos. 476 euros es bien poco comparado con la vida de una mujer. Es una cuestión de legitimidad, no de legalidad, sostiene.

Según ha contado Stern en Twitter, el Ayuntamiento que dirige la socialista Anne Hidalgo dice que apoya la lucha contra los feminicidios pero, por otro lado, argumenta que la limpieza es una cuestión prioritaria.