Francisca Ballesteros, la mujer de Melilla que reconoció haber envenenado a su marido, Antonio González, de 42 años, y a su hija Sandra, de 15, que fallecieron el 12 de enero y el 4 de junio de este año, respectivamente, ha confesado ahora que en 1990 también mató a su primera hija, cuando tenía 5 meses, siguiendo el mismo procedimiento. A todos ellos les suministró un medicamento destinado a la deshabituación de alcohólicos denominado Colme, que mezclaba con la comida.

La primera víctima, la pequeña Florinda murió en 1990, en un principio a causa de un coma diabético. A comienzos del 2004, su marido pereció aparentemente a causa de un ataque cardiaco. Pero la muerte su hija Sandra, el pasado 4 de junio, levantó las sospechas de los médicos que la atendieron, al encontrarla en un estado higiénico "deplorable". Los facultativos pidieron que se le practicara la autopsia.

La denuncia de un vecino acabó propiciando que el 7 de junio Francisca Ballesteros, un ama de casa de 37 años y natural de Valencia, fuera detenida y, tras 48 horas en comisaría, acabara confesando que había envenenado a su esposo, a su hija de 15 años y a otro hijo, Antonio, de 12 años, que ha logrado recuperarse después de permanecer ingresado en el Hospital Comarcal de Melilla durante dos semanas.

EL RELATO DE LA DETENIDA La presunta parricida negó entonces que tuviera algo que ver con la muerte del bebé de 5 meses, fallecido en 1990, pero ahora ha admitido que también le suministró un medicamento que, tomado en grandes dosis y de forma continuada, resulta tóxico. La mujer ingresó en la cárcel de Melilla el 9 de junio y el pasado sábado fue trasladada a la prisión de Alhaurín de la Torre (Málaga)

Paqui, como es conocida por sus familiares y vecinos, y Antonio se casaron hace 17 años y todo parece indicar que fue envenenando poco a poco a su familia. Según declaró a la Policía Nacional, quería acabar con la vida de su marido porque era alcohólico, la maltrataba y le amenazó con abandonarla, llevándose con él a los niños. Asimismo, manifestó que quería deshacerse de sus hijos porque se iban a quedar solos y nadie los iba a querer, puesto que su pretensión era suicidarse.

Los responsables de la investigación descartan, sin embargo, que el marido fuera un maltratador y tienen previsto tomar declaración a tres hombres con los que Paqui mantenía contactos a través de internet, uno residente en Canarias, otro en Madrid y un tercero en Aragón. Los investigadores están ahora a la espera de que los resultados de las autopsias practicadas a Sandra y Antonio González acrediten que su fallecimiento es atribuible a la misma causa.