Los pasajeros de los principales aeropuertos acogieron ayer con indignación las cancelaciones y los retrasos originados por la escasez de personal en el centro de control de Madrid. Muchos se dedicaron a pasear por las terminales y observar repetidamente los paneles de control. Otros, más irritados, optaron por rellenar hojas de reclamaciones para formalizar sus quejas. Y otros mataron su tiempo en tiendas y cafeterías.

"Llevamos más de tres horas esperando a embarcar y lo mismo se anula el vuelo", explicó a la agencia Efe un grupo de turistas madrileños que tenían billete para Lanzarote.

En el aeropuerto barcelonés de El Prat, las mayores demoras las registraron un vuelo de La Coruña, que tardó una hora y media en aterrizar, y otro de Santiago de Compostela, cuya llegada a Barcelona se retrasó una hora.

A lo largo de todo el día, los usuarios estuvieron recibiendo información acerca de los retrasos. El servicio de megafonía de los aeropuertos se encargó de repetir que el caos se originó por la negativa de los controladores del centro de Madrid --ubicado en Torrejón de Ardoz-- a realizar la jornada laboral ampliada que habían apalabrado con Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea.